El Consell impuso la semana pasada el cierre de la hostelería, medida que cayó como jarro de agua fría en el sector. Sin embargo, las contadas excepciones han permitido a una minoría seguir prestando servicio, bien a través del delivery o take away, o bien en el marco de áreas de servicio y centros sanitarios y educativos. Claro que no compensa a la limitación de actividad impuesta por la autoridad.

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Algunos establecimientos de la provincia de Castellón están recurriendo al envío a domicilio o a pasar y recoger. Es el caso de la cafetería Amado de la plaza Santa Clara de Castelló. «Algunos clientes nuestros son gente que trabaja en el Mercado Central y otros acudían antes de venir a la oficina a tomarse el café y nos comentaron que dónde irían ahora y que si abríamos vendrían. Lo hablé con los compañeros y quedamos que abriríamos», señala David Novella, de esta cafetería.

PEDIDOS /

Sirven cafés y almuerzos, lo que más bocadillos de tortilla de patata. «Vienen ellos o nos hacen el pedido y se lo llevamos. Más que nada es por darles servicio, porque nosotros también compramos género a gente del mercado y ellos vienen aquí a comprar. O estamos en casa o probamos. Si salen los números y al menos da para pagar gastos generales y no tener que recurrir al bolsillo, porque ayudas hay muy pocas», comenta Novella.

También el restaurante Hierbabuena de Vila-real sirve para llevar, pero «no reparto a domicilio, porque no tenemos medios». Antes daban bocatas, carne a la brasa y platos combinados; pero ahora solo bocadillos por la mañana. «No tenemos la acogida que pensábamos porque nuestros clientes eran trabajadores del polígono y no es lo mismo comer en el bar que almorzar en la calle o dentro de la nave o la obra. Se ha pasado de atender a 40 o 50 personas a dos o tres», admiten. Muchos optan por traer la comida de casa.

De nuevo en el centro de Castelló, la cafetería Sirope sigue dando servicio a sus habituales, pero ahora para llevar. La propietaria, Mª Jesús León, está convencida de seguir con la persiana levantada: «Siempre es positivo», dice. Ahora bien, afirma que facturarán «como mucho un 25% de lo habitual, para cubrir costes, ya que teníamos mucha demanda para desayunos y meriendas, y ahora gran parte de la gente lo hace en casa».

Asimismo, en la capital de la Plana el establecimiento El Cigró abre para ofrecer arroces y tapas, también a domicilio. Uno de sus responsables, Henrry Medina, apunta que con ello «no cubrimos las pérdidas del cierre, pero por lo menos nos ayuda a poder pagar los gastos fijos que tenemos». Informa Iván Checa.

SERVICIO A CAMIONEROS

El restaurante Miramar, ubicado junto a la N-340 en Torreblanca, también sigue dando servicio a los camioneros. Para ellos, «es una maravilla», señala su responsable, Richi. Así, pueden parar y tomar algo caliente, un menú del día, por ejemplo, o repostar durante la noche en el aparcamiento. Una alternativa a las áreas de servicio de la autopista, como la de Benicarló. Daniel Buale, encargado del Autogrill, señala que «se ha reducido mucho la movilidad, pero camioneros hay bastantes, lo único es que cada uno se lleva su comida. Ahora con las nuevas restricciones no se puede comer dentro; la gente tiene que hacerlo fuera, por lo que es reticente. Es una barrera. La mayoría de plantilla está en ERTE. Éramos más de 20 y ahora somos ocho trabajando», señala. Informa María José Sánchez.

UNIVERSIDAD Y HOSPITALES

También en la UJI las cafeterías siguen abiertas reajustando servicios y horarios. Así, están todas operativas, aunque el servicio de comedor se da solo en la Escola Superior de Tecnología y el restaurante Ágora. Las cantinas de Humanas, Ciencias de la Salud y Jurídicas abren de 8.00 a 16.00 horas, sin servicio de comedor.

La del Jardín de los Sentidos de 9.00 a 17.00 y el Ágora de 8.00 a 17.00horas. La de la Escuela de 8.00 a 17.00 y tiene servicio de comedor. También los hospitales mantienen abierto, por lo que el General da servicio de comedor hasta las 17.00 y no más de dos personas por mesa.