Hace ya más de 30 años que Les Columbretes fueron declaradas Parque natural. Durante estas tres décadas, la reserva marina ha dispuesto de una protección que ha permitido la supervivencia de la fauna y la flora autóctona. «Los pescadores nos dicen que cuando se podía pescar en las islas apenas había peces por la sobreexplotación; ahora es un paraíso pese a que todavía hay gente empeñada en destruirlo», confirma David Molina, uno de los guardas, que como muestra destapa que hace unos meses «hubo que impedir que unos furtivos pescaran a las 4.00 de la mañana».

Molina, al igual que sus compañeros, reconocen que están «encantados» por la labor que desempeñan, pese a que no es fácil pasar «15 días, 24 horas aquí prácticamente incomunicado». Sin embargo, si hoy no llegan a un acuerdo con la empresa Tragsatec que les contrata, emprenderán el próximo 3 de agosto una huelga indefinida.

Lamentan estos guardas la «precariedad de un colectivo que lleva más de 10 años de servicio ininterrumpido y que sigue con contratos fijos discontinuos», así como «el nulo reconocimiento de las categorías laborales o el exceso de horas». Aseguran estas fuentes que su trabajo se prolonga durante el día y la noche, pero no se reconoce ante la ausencia de un convenio colectivo.

Las consecuencias de la huelga en caso de que se lleva a término, aseguran, serían funestas para Les Columbretes. «Si no estuviéramos nosotros ni los empleados de la reserva, en diez días no quedarían ni las lapas. Vendrían las barcas de arrastre y llegarían hasta la costa», añade Molina, que es «optimista» con respecto a llegar a un acuerdo con la empresa: «Nuestra idea es no tener que ir a la huelga porque nos gusta lo que hacemos, pero ya no podemos más. Nuestras condiciones no nos permiten la conciliación familiar y de los cinco compañeros, el único que ha sido padre se ha cogido una excedencia».

Y es que los vigilantes de este paraíso natural de Castellón exigen mejores condiciones para un empleo muy sacrificado: «Nos exigen titulaciones profesionales de buzo, patrón y marinero, con el coste de tiempo y dinero que eso supone, pero después no se reconoce. Pasamos aquí 15 días seguidos y para las familias es difícil. No nos importa hacer una serie de trabajos que en teoría no nos correspondería hacer como limpieza, tratamiento de basuras... pero pedimos lo que creemos que merecemos por el tiempo que trabajamos».