La importancia del mar para la ciudad de Castelló y gran parte de su provincia resulta evidente a muchos niveles: turístico, económico, social, gastronómico, pero también medioambiental. Por ello, este fin de semana un centenar de personas participaron en la campaña dirigida a concienciar por la protección de la biodiversidad, coincidiendo además con la celebración del Día Marítimo Mundial.
La iniciativa, organizada por la Concejalía de Transición Ecológica del Ayuntamiento de Castelló en colaboración con Itinerantur, tuvo lugar en las playas del Gurugú y Serradal, sábado y domingo respectivamente. Durante la primera jornada, los 50 voluntarios iniciales colaboraron en la limpieza del arenal para evitar la contaminación que pueden generar los residuos abandonados allí tras la última temporada estival.
La cita, según señalan desde la organización, «ha puesto de manifiesto la importancia del cuidado de nuestros ecosistemas y la necesidad de reducir la generación de residuos y mitigar su impacto en el entorno marino». Y es que, para ello se realizó también una charla con el objetivo de sensibilizar en la materia.
No obstante, el momento más emotivo se vivió ayer domingo. El segundo grupo, también de 50 personas y cuyo aforo limitado como medida de prevención contra el covid-19 se completó, llevó a cabo otra recogida de desperdicios, esta vez en la playa más cercana a la localidad vecina de Benicàssim.
Regreso a su hábitat
Tras otra charla divulgativa, los participantes tuvieron la ocasión de asistir a la suelta de un ejemplar de tortuga boba, recuperada por la Fundación Oceanogràfic, que tampoco quisieron perderse el responsable municipal del área, Fernando Navarro, que estuvo acompañado del presidente de la Autoridad Portuaria de Castellón, Rafa Simó.
La expectación fue máxima entre un público mayoritariamente familiar, que pudo contemplar como el animal regresó por sus medios a su hábitat natural tras haber recibido antes todos los cuidados necesarios y haberse recuperado para garantizar así su supervivencia.
