Los campos de cítricos de la provincia viven estos días una explosión de olor y color. Aunque todavía es muy pronto para hacer previsiones, ya que la climatología puede afectar muchísimo en el proceso de cuajado, la exhuberante floración del azahar que se ha dado esta primavera puede conllevar un «cosechón» de naranja en la próxima campaña, como coinciden en señalar todos los actores consultados por este diario.

Esto responde a diferentes factores, como la propia vecería (alternar grandes producciones con otras más escasas) de los árboles, que ya ha llevado a que la campaña que acaba haya ido justa de fruta. Esto hace que los árboles tengan más fuerza para producir la flor, y a ello han contribuido además las lluvias de las últimas semanas, que aunque no han sido demasiado copiosas han llegado en el momento justo.

Todo esto, que a priori debería ser positivo, se puede volver en contra del agricultor. Y es que puede provocar que la fruta tenga menos calibre y un exceso en la cosecha puede conllevar un derrumbe de los precios, que en esta campaña han sido adecuados, a falta todavía de las liquidaciones de las próximas semanas.

Por ello, los técnicos y responsables de cooperativas y organizaciones agrarias ya están recomendando diferentes actuaciones. «El otro día abordamos con los productores que había que hacer una buena poda y aclareos manuales si finalmente cuaja mucha fruta», afirma el responsable de cítricos de la Unió, Carles Peris. Esto «elevará un poco los costes», reconoce, «pero el mercado nos pide fruta de calidad».

El responsable de calidad de la Cooperativa Frutícola (Cofru) de Betxí, José Francisco Nebot, añade a la «buena purga» que habrá que realizar en el campo, «algún tratamiento de engorde, como la potasa», para que el fruto tenga finalmente un calibre adecuado para la venta en fresco.

Eso sí, todo si dentro de un par de semanas, durante el cuajado, no cae mucha flor al suelo.