Una AP-7 ineficaz y llena de problemas. Eso es lo que sucederá a partir del día 1 de enero del 2020 cuando esta carretera se liberalice y sea gratuita a juicio de la Cámara de Contratistas de la Comunitat Valenciana, debido a la «inacción» de las administraciones, con la falta de impulso a los nuevos accesos como uno de los principales problemas.

El presidente de la institución, Manuel Miñes, se refiere a las entradas a la autopista en Benicàssim, Vila-real y Vinaròs anunciadas por la Conselleria de Infraestructuras el verano pasado y que, a día de hoy, ni siquiera han sido aprobadas por el Ministerio de Fomento --únicamente se ha licitado una mejora en la N-238 en Vinaròs--. «Esto lo que va a provocar es que los conductores de muchos municipios se tengan que desplazar bastantes kilómetros para coger la AP-7 pese a tenerla al lado, como por ejemplo los de Benicàssim», manifestó.

«Pero eso sí, los camioneros y turistas de toda Europa, la usarán, la deterioraran y no la pagarán, y el trafico comarcal y cercano sin poder usarla eficientemente por carecer de conexiones. Y nosotros, vehículos y camiones, pagando peaje al atravesar los Pirineos», añade a este diario.

más problemas // No será la única dificultad, indica Miñes. «Tras la liberalización, el porcentaje de vehículos pesados pasará de ser un 9% a un 20%. Esto, entre otras cosas, provocará que el firme se resienta, ya que no está preparado para ese caudal de camiones. Y nada sabemos de las licitaciones millonarias que necesitaremos para la conservación de los 367 kilómetros de AP-7», dice.

El presidente de los contratistas valencianos también pone el acento en una de las incógnitas que genera esta iniciativa, y que el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, todavía no ha resuelto: cómo se financiará una autopista que hasta ahora había gestionado una empresa privada, Abertis. «Quizás pongan un peaje en la sombra o una tasa por uso», sentencia.