En Benassal residen poco más de 1.000 habitantes. La mayoría de ellos acudirán hoy a las urnas a depositar su voto. No lo podrá hacer una de sus vecinas, la joven Àngela Porcar. El motivo no es otro que la distancia, pues vive a casi 9.000 kilómetros de su localidad natal; concretamente en Albuquerque (Estados Unidos). «Lo he intentado por todos los medios, pero ha sido imposible. Me hacían ir hasta dos veces a la embajada española en Houston y me costaba más votar en Benassal que aquí», denuncia esta estudiante de Ingeniería Mecánica, que cursará el año próximo un Máster en Ingeniería Aeronáutica en Alabama.

Igual que algunos niños quieren ser médicos, otros bomberos o futbolistas, Àngela quería ser piloto. «Como soy muy miope era imposible, así que al menos quise construir aviones para que otros los pilotaran». Y en eso está. Comenzó la carrera en València y el pasado curso solicitó una beca del Banco Santander para estudiar en varias universidades estadounidenses. «Puse la de Albuquerque sin saber ni siquiera dónde estaba esto. Pensaba que era imposible que me la dieran», pero un año después hace este balance: «Cuando llegué creía que venía para cuatro meses. Después solicité estar todo el año y ahora ya veo muy difícil que vuelva a España, por más que a mis padres no les haga mucha gracia. Solo tenemos una vida y hay que aprovecharla», admite Àngela, consciente de que en su población tiene difícil hacer carrera como ingeniera... «Estoy muy orgullosa de mi pueblo. Nunca falta mi botellita de agua o mi queso de Benassal. Soy muy casera y echo mucho de menos a mi familia, a mi madre le puedo llamar tres veces todos los días, pero no me he arrepentido nunca de la decisión de venir y Benassal creo que será ya como un sitio vacacional».

Y eso que los inicios de esta estudiante en Albuquerque no fueron fáciles: «Recuerdo mi primer día aquí. Fui a comprar al Walmart, que es un hipermercado tan grande como un campo de fútbol. Entré sola como en España y una dependienta me dijo que estaba loca, que pidiera un taxi para volver a casa y que llevara gas pimienta en el bolso. Me asustó un poco, pero la verdad es que hay barrios en Albuquerque que dan miedo». Llega hasta tal punto la inseguridad en algunos puntos, que "muchas veces la policía acordona las zonas de ocio para controlar la gente que pasa".

La ciudad más poblada del estado de Nuevo México está plagada de contrastes: «Aquí tiene la mansión por ejemplo Johnny Depp y hay zonas con mucho dinero. Si no llevas un móvil último modelo o ropa de marca, la gente te mira mal».

Además, destaca, "los precios de las marcas son mucho más baratos que en España. Un Iphone cuesta 300 euros más barato aquí". Sin embargo, curiosamente los alimentos o artículos de primera necesidad son más caros en Albuquerque: "Unas luces para decorar una habitación cuestan un dólar, mientras que unos paquetes de pañuelos te cuestan cuatro dólares y medio. Lo mismo con la comida. La comida basura es baratísima, pero la fruta y la verdura, mucho más cara".

Volviendo al tema académico, Àngela se siente más que afortunada: «Desde que llegué me ha salido todo redondo. El Máster que voy a cursar el año próximo cuesta 50.000 dólares al año, así que sería impensable pagarlo, pero con mis notas y después de mucha burocracia, me han concedido la beca, que además incluye un sueldo por estudiar». El próximo paso, por qué no, "poder construir aviones para compañías como Boeing o Airbus".

Hasta entonces, esta joven castellonense seguirá disfrutando de Albuquerque, un paraíso para los amantes de las series: «He visitado el campo de béisbol de los Isotopos, el equipo de los Simpsons donde te puedes fotografiar con todos los personajes o la tienda de la señora que hacía el cristal azul de Breaking Bad. Ahora lo vende porque realmente son caramelos de mora (imagen inferior). De esta serie puedes visitar la casa de Walter White, que los propietarios han tenido que poner vallas porque les tiraban trozos de pizza como en algunos capítulos, Pollos Hermanos, el lavadero de coches...".

Siguiendo con la gastronomía, eso sí, se queda con la de Benassal: «Aquí es todo muy picante. El plato típico es el chile verde y los niños de cinco años almuerzan habaneros, que son una especie de guindillas gigantes». Sí recomienda Àngela esta ciudad para hacer turismo, en especial estos puntos: "Las dunas de Arenas Blancas o White Sands, que están formadas de yeso (vídeo inferior); Sandia Peak, que tiene unas vistas preciosas; Tent Rocks, que tiene unas grutas similares al Gran Cañón; Old Town, que es una ciudad sacada de la película de 'Coco'...".

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