La página de hoy es a modo de un Obituario. Y es que mi vida está ligada con la de Alfredo Viciano. En 1992, cuando acabó la mágica historia de la imprenta, la papelería y sobre todo en lo que a mí respecta, la librería de la familia Armengot; el que era mi cliente y amigo Alfredo Viciano, me citó a una entrevista en su casa en la que me confesó que, al acabar su etapa en la Refinería del Grao, tenía la ilusión de ser librero. En realidad, pretendía ser propietario de una librería y me dijo que me necesitaba para estar al frente de la misma. Dirigiéndola.

Esa ilusión nos tuvo varios días visitando posibles locales donde instalarse, después de que fallara su primer deseo que era el de hacerlo en su propia casa de la calle de Enmedio, donde la tenía alquilada a la familia del italiano Nini. Pero su viuda y la familia se negaron a abandonar su legendaria cafetería de El Capri, después de varios días de tira y afloja.

Mi vida siguió otro rumbo con la oferta municipal. Así que tuve que decirle a Alfredo que me incorporaba al Ayuntamiento como asesor y gestor cultural.

ANTECEDENTES. Para hablar de la familia Viciano, el famoso escultor en otro primerísimo plano, hay que asomarse con deleite a los aspectos que le sitúan en la historia de Castellón. Pedro Viciano Marqués, un típico hombre de campo, fue conocido en su época como Pere Punxabases. Se había convertido en un auténtico especialista en manejar y ‘pinchar’ en el Huerto de Sogueros una especie de balsas donde se tiraba el cáñamo para su elaboración artística y comercial. Uno de sus varios hijos fue Pedro Viciano Farcha que, como los demás, heredó la denominación de Punxabases. Tuvo un horno famoso, popular, en el número 20 de la calle de Enmedio, donde estuvo instalado el establecimiento y la vivienda familiar. Se trata del abuelo de Alfredo y de gran número de primos hermanos. Hay que situarse a finales del siglo XIX con un arco que llega hasta los años 60 del siglo XX. Contrajo matrimonio el abuelo con Ana Font Babiloni, con la que tuvieron tres hijos: Carmen, que se casaría con Antonio Viciano Dols; Ana, que contrajo matrimonio con el exportador Vicente Masip Sales; y Pedro, que lo haría con Carmen Moltó Sempere, los padres de Pedro y Alfredo. Otro apellido ilustre y popular, por tanto, fue el de Moltó, con el abuelo Guillermo, destacado en el mundo de los vinos y licores.

LA NIÑEZ. Los dos hermanos Viciano, Pedro y Alfredo, jugaban habitualmente entre los adoquines de la calle de Alloza, el singular carrer d’Amunt. Y allí tenían como compañeros de aventuras a sus primos hermanos Toni Viciano y Vicente Cardona, con los Pellicer, Bastida y los Prades...

Alfredo marchó a Barcelona para convertirse en Ingeniero Industrial, con prácticas en Manlleu y su ingreso como profesional destacado en la Refinería.

Nacido el 14 de octubre de 1935, contrajo matrimonio en mayo de 1964 con Carmen Bartle Cases. Tiempo después, se incorporaron a la familia sus hijos Fernando y Carmen. Ésta se casaría a su tiempo con Javier Ribera Oliva. Todos, con Alfredo, siempre estuvieron impregnados de amor castellonero. Fue socio de la comisión que organizaba el Baile de Estudiantes en el Savoy y también de la Asociación Cultural Cardona Vives y, de modo muy especial, desempeñó el cargo de tesorero del Club Deportivo Castellón, con Emilio Fabregat de presidente. En los años 1971-72, los albinegros ascendieron a Primera División y en la 72-73 llegaron a la final de Copa. Eran los años de Planelles, Cela, Clares, Del Bosque, Tonín, Babiloni y otros, con Muller de entrenador.

Antes, mientras estudiaba en Barcelona, destacaba por organizar cada año un viaje en autobús hasta Castellón en Magdalena.

Tuve ocasión de estar con él tanto en el piso de la Avenida de Casalduch como en todas sus propiedades de la calle de Enmedio, con ecos y aromas del mítico Punxabases y con la más extraordinaria obra cerámica y pictórica, donde iluminaban las firmas de los grandes artistas de varias épocas, aunque con cuadros del pintor Gabriel Puig Roda, del que se convirtió en editor de un libro antológico, impreso en Printer de Barcelona en noviembre de 1985, con textos del cronista de la ciudad ahora, Antonio Gascó Sidro y una introducción del insigne catedrático José Sánchez Adell. Me lo dedicó con su firma.