Al sector citrícola de Castellón no solo le preocupa que la decisión sobre la aplicación de la cláusula de salvaguardia del acuerdo de libre comercio con Sudáfrica se dilate al menos una campaña más porque tengan que pasar tres años desde su firma antes de tomar cualquier medida. También consideran que es una propuesta que tendrá que trabajarse «muy a fondo» para convencer a la Comisión Europea del daño que la fruta de este país africano infringe a los productores de Castellón. Empresarios y organizaciones agrarias temen que «intereses políticos» que van mucho más allá de la agricultura se impongan, y los segundos creen que la clave del éxito es centrar el discurso en las consecuencias para los agricultores, «más perjudicados al ser el eslabón más débil de la cadena».

El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, advierte de que si el informe que las instituciones comunitarias realizarán a partir del próximo octubre a modo de seguimiento del acuerdo con Sudáfrica se centra en cuestiones como el empleo en el sector citrícola o su volumen de producción y exportación, aplicar la salvaguardia será «muy difícil» porque «estos baremos no se verán demasiado afectados estos tres años». Por poner dos ejemplos del último informe de la oficina estadística europea (Eurostat), la producción en España creció un 10,4% en 2018 y el 61% de toda la exportación europea salió del campo español.

PRECIOS Y PLAGAS // El presidente de Fepac Asaja, José Vicente Guinot, indica que aunque los comercios también se ven afectados por la crisis, tienen «más margen de maniobra» para sortearla que los agricultores, a los que considera «los más perjudicados por la competencia desleal». Es por ello que Peris exige que ese documento ponga el acento «en factores como los precios cobrados este año por los productores, las liquidaciones que realizarán las cooperativas o las plagas que proceden de ese país», pues cree que si es así no solo se «hará justicia» sino que las opciones de éxito crecerán.

Los empresarios piensan que el perjuicio de la naranja del hemisferio sur es «evidente», pero también afirman que la decisión final «será política, y ahí influyen muchos intereses». Así opina el presidente de la asociación de empresas exportadoras de cítricos de Castellón (Asociex), Jorge Garcia, para quien «hay que ir a Europa porque cada vez entra más fruta de Sudáfrica, pero teniendo en cuenta ese no es el único problema del sector citrícola». «Egipto, Marruecos o Israel también tienen cada vez más presencia en los lineales europeos y, a nivel interno, debemos plantearnos cómo solucionar el problema de exceso de oferta de clemenules», indica.

Desde la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de la Comunitat exigen al ministro de Agricultura, Luis Planas, que sus palabras del lunes en València cuando dijo que no le «temblará el pulso» para pedir la cláusula de salvaguardia «no queden en saco roto». «El acuerdo con Sudáfrica firmado en 2016 no afecta solo a la agricultura, por lo que habrá otros agentes económicos interesados en mantenerlo como está». En este sentido, la puesta en marcha del lobi en Bruselas puede ser clave para que el sector haga escuchar su voz.