Corría el año 1969 y, en plena Guerra Fría, el conflicto bélico en Vietnam daba sus primeros pasos, Neil Armstrong se convertía en el primer ser humano en pisar la Luna y, en Inglaterra, los Beatles realizaban su última actuación en público. En el ámbito doméstico, Francisco Franco designaba a Juan Carlos de Borbón como su sucesor en la jefatura del Estado. Mientras ello ocurría, en la Universitat de València se creaba el Instituto de Química Técnica de Formación Profesional e Investigación, que progresivamente se iría enfocando en la industria cerámica y es el embrión del actual Instituto de Tecnología Cerámica (ITC). El centro celebró este martes su medio siglo de vida convertido, según la rectora de la UJI, Eva Alcón, en un «modelo de referencia» pero con el reto de trabajar para seguir siendo útil al clúster en un momento de grandes cambios.

Para lograrlo, el ITC se ha marcado una hoja de ruta basada en seis ejes que son, todos ellos, cuestiones que preocupan y mucho a las empresas de Castellón. Destaca, por encima de todo, la digitalización y todas las transformaciones que acompañan a este fenómeno que apenas despunta y que, como se puso de manifiesto en el último congreso de la Asociación de Técnicos Cerámicos, es imprescindible para que la industria española mantenga la competitividad. Además, también esconde riesgos como la desaparición de los puestos de trabajo más manuales. El director de AICE-ITC, Gustavo Mallol, aseguró en ese foro que la llamada industria 4.0 debe implicar un «cambio de mentalidad en todos los estamentos de la empresa» porque se trata de una «ola» que «ya llega y si no nos preparamos, nos arrasará».

ENERGÍA Y NUEVOS MATERIALES

Desde el ITC explicaron que los otros cinco ejes pilotan sobre dos cuestiones: la energía y la sostenibilidad por una parte y los nuevos materiales y aplicaciones de las baldosas cerámicas por la otra. El primer apartado es especialmente sensible para el sector porque es ya el tercer coste más importante para las empresas tras los gastos de personal y el aprovisionamiento de materias primas, con lo que cualquier avance que implique una posibilidad de ahorro será bienvenido. Además, la economía circular y la colaboración entre firmas será clave.

En cuanto a las innovaciones en producto, se prestará especial atención al desarrollo de nuevos formatos y materiales y a la posibilidad de que el azulejo sea útil en el exterior de edificios y en las ciudades, con la transición hacia las smart cities en el horizonte.