Quien más, quien menos habrá utilizado los servicios de empresas como Twitter, Spotify, IBM, Goldman Sachs o Morgan Stanley. Estos son algunos de los nombres de las corporaciones que utilizan el lenguaje de programación Scala que se desarrolla por un laboratorio de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y un equipo de cinco ingenieros, entre los que se encuentra un castellonense de 25 años. Se trata de Jorge Vicente Cantero, que ya logró una de las 37 becas que concede el CERN de entre 1.589 solicitudes cuando estudiaba tercero de Ingeniería Informática en la UJI.

Si los lectores se preguntan qué es el CERN, solo decirles que se trata de la Organización Europea para la Investigación Nuclear, uno de los centros de investigación más importantes del mundo, donde se desarrolló Internet y se descubrieron, entre otros hitos, el bosón de Higgs.

«Aunque era un alumno de 8 porque no me gustaba demasiado lo que enseñaban en la universidad, por alguna razón me llamaron y una vez vine a Suiza ya supe que quería trabajar aquí porque las oportunidades laborales son mucho mejores que en España». De hecho, relata que en el país helvético «el sueldo medio es de unos 4.500 euros. Una cajera, por ejemplo, gana 3.800 euros. Los alquileres son más caros y la comida cuesta el doble que en España, pero al final compensa», admite.

El ingeniero, vinculado desde hace tres años a la EPFL, reconoce que lo que más echa de menos de Castelló es «la familia, el mar y la comida. Aquí cocino yo las paellas, pero no tienen nada que ver con un buen arroz negro de casa».

La gastronomía suiza, asegura, «gira en torno a la patata, el queso y la salchicha. También es típico el chocolate, pero se usa menos para cocinar». De todas formas, añade que en los supermercados no faltan productos españoles como jamón o gazpacho: «Un 30% de la población en Suiza es inmigrante, así que hay comidas de cualquier parte y estoy en la zona francesa, que culturalmente es más similar a España que la alemana».

Afirma Jorge que su país de residencia le sorprende «por la cantidad de ofertas de trabajo que hay y la calidad que tienen. A Suiza llega una inmigración cualificada, hablamos de expertos que dejan sus países de origen como España porque no pueden competir con las ofertas de aquí. Es una pena la cantidad de talento que se está perdiendo en nuestro país», lamenta. No oculta el joven que «en algún momento» le gustaría regresar a Castellón, «pero en estos próximos diez años lo veo imposible. Sabes cuando te vas, pero no cuando vuelves».

Un país por descubrir

Al margen de los atractivos laborales citados anteriormente, Jorge Vicente invita a visitar Suiza como turista: «Los amantes de la naturaleza disfrutarán de enclaves como Lauterbrunnen, típico pueblo en la falda de una montaña que recuerda a los dibujos de Heidi o la zona de viñedos de Lausana frente a los Alpes, que es impresionante. A nivel de ciudad, a mí me gusta mucho Berna, Basilea o Zúrich».

Para concluir, este informático nacido en Castelló subraya «la calidad de vida de Suiza, que le hacen ser para mí uno de los mejores países para vivir». Asegura que «en Lausana se siente el silencio, la gente se toma la vida con mucha calma» y, pese a que imparte conferencias en medio mundo de forma periódica, se siente totalmente integrado a su ciudad adoptiva: «Soy bastante independiente, pero aquí es fácil relacionarte con gente joven porque hay muchos universitarios. Además cuando llegué tenía un nivel aceptable de inglés y francés, lo que lo hizo más sencillo».

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