Un tramo de muro enterrado a metro y medio de profundidad, la torre adosada al ermitorio de la Magdalena que ha ganado un par de metros de altura una vez excavaron a sus pies o estancias en la albacara, una de las dos zonas principales del castillo en la que la lógica no indicaba que hubiera una zona de resguardo tan densificada de construcciones. Son algunos de los principales vestigios del Castell Vell que salieron a la luz tras la última fase de excavaciones y que ayer fueron descubiertas por los participantes en la visita guiada organizada por el Museu de la Ciutat de Castelló (Mucc), dentro de las jornadas de arqueología europea.

Un nuevo recorrido por el pasado de la ciudad en lo alto del cerro de la Magdalena que forma parte de un amplio programa de actividades para dar a conocer esta parte del patrimonio local.