Son las seis de la tarde del viernes 6 de diciembre. Media provincia está en modo puente, aunque a esas horas Adrià Polo se encuentra en la madrileña plaza de Atocha. Pero no... que nadie se engañe. Este joven de tan solo 15 años de Vinaròs no ha viajado hasta la capital para ir de compras o hacer turismo. A primera hora de la mañana, y acompañado por su madre, se ha subido a un autobús y ha recorrido casi 500 kilómetros para participar en la marcha por el clima, una manifestación a la que también se sumó la activista sueca Greta Thunberg, uno de los personajes del momento y cuya acción ha empujado a jóvenes de todo el mundo a tomar las riendas, salir a la calle y pedir acciones concretas para salvar el planeta. También en Castellón, donde cada vez son más los estudiantes que alzan la voz. «Tenía que estar en Madrid y protestar. Los jóvenes no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Hay que hacer algo», argumenta.

Adrià estudia cuarto de ESO en el instituto público Leopoldo Querol de Vinaròs y, junto a Ainhoa Bernabéu, también de 15 años y alumna del IES José Vilaplana, es la cabeza visible del movimiento Fridays for Future (FFF) Vinaròs, «Los dos nos conocemos del colegio y a los dos nos interesa mucho el medioambiente. El 15 de marzo participamos en Castelló en la huelga de estudiantes por el clima y, a raíz de eso, decidimos crear este movimiento en nuestro municipio», resume. ¿El objetivo? Concienciar a la población de la emergencia climática y convencerla de que pequeñas acciones pueden contribuir a que el planeta sea mejor. Y para que sea mejor proyectan documentales, participan en estands informativos y, sobre todo, hacen sentadas y concentraciones de protesta. «En la manifestación del pasado 27 de septiembre logramos reunir en Vinaròs a más de 500 personas», describe.

Pocas veces un movimiento de masas se ha extendido de forma tan rápida. Greta Thunberg hizo su primera sentada el 20 de agosto del 2018. Empezó sola. Medio año después, en la primera huelga mundial por el clima el 15 de marzo, salieron a la calle millones de personas en todo el mundo. También en Castellón, donde la joven sueca se consolidó como el símbolo de una generación cosida por las redes sociales y la frustración acumulada ante la pasividad de los adultos y los líderes políticos frente a un planeta amenazado. «Ya es hora de que la ciudadanía se conciencie y ya es hora de que los políticos hagan algo. Por eso salimos a la calle y lo seguiremos haciendo», explica Chema Gutiérrez, coordinador de FFF en Castelló.

Un objetivo: hacer presión

Los jóvenes que en la provincia han decidido pasar a la acción se organizan a través de las redes sociales y de decenas de grupos de Whatsapp, y se reúnen en asambleas para decidir qué pasos dar. La mayoría son estudiantes de instituto y de universidad, de 14 a 25 años que tienen un objetivo común: hacer presión y dar un tirón de orejas a una clase política que, de momento, da la callada por respuesta. «Es posible cambiar el futuro y nosotros somos positivos. Podemos presionar para decirles a los políticos que es hora de pasar a la acción y de tomar medidas que frenen, por ejemplo, el deshielo de los polos o la desaparición de decenas de especies», añade Chema Gutiérrez, estudiante de Geografía e Historia de 23 años y, además, profesor de ajedrez.

El movimiento Fridays For Future de Castelló está integrado por una treintena de jóvenes, casi todos universitarios, con un discurso de líneas amplias con la finalidad de aglutinar a cuanta más gente mejor. «Los jóvenes en Castelló están concienciados y cada vez somos más, aunque falta esa chispa final», describe.

Desde la universidad

Que quienes tienen ahora entre 15 y 30 años están cada vez más comprometidos con el planeta es algo que también defiende Nastra Ares, portavoz de Enredadera Jove, una asociación juvenil medioambiental que comenzó su andadura hace más de una década. «Empezamos cuatro amigos y ahora somos más de un centenar», explica Ares. Enredadera lleva a cabo acciones como la limpieza de la playa de la Renegà y la reforestación de zonas de l’Alcalatèn afectadas por el incendio del 2007. «Es increíble lo que la gente puede llegar a tirar en la playa. Hemos encontrado hasta pequeños electrodomésticos», sentencia la activista.

Mucho más reciente es Comunitat UJI X Planeta, un colectivo integrado por personas vinculadas a la Jaime I y preocupadas por la creciente degradación ambiental, el cambio climático acelerado y las injusticias y desigualdades sociales. Daniel Pérez es uno de sus miembros más jóvenes y representa a los estudiantes. «A nosotros, los más jóvenes, todo lo que está sucediendo en el planeta nos van a tocar de lleno y es hora de que nos comprometamos y hagamos algo», apostilla este estudiante del Grado en Economía y de 20 años. Junto a Carmen Dobrota, Pablo Ayuso, Laura Alcaide y Paula Huguet, Daniel forma parte de la sección junior de un colectivo presidido por Miguel Martínez, decidido a que la universidad de Castellón sea un verdadero motor de cambio. «Entendemos que la universidad tiene una responsabilidad ineludible ante la sociedad y un potencial enorme para ayudar en este reto que es, sin duda, el mayor al que nunca se ha enfrentado la humanidad», asegura.

Un movimiento global

Claudia Escobedo tampoco está dispuesta a quedarse con los brazos cruzados. Esta joven estudiante de Bachillerato de l’Alcora es una de las impulsoras del movimiento Castelló Climate Save, una organización que se constituyó hace apenas un mes y que también busca remover conciencias. «Se trata de un movimiento global que tiene como objetivo sensiblizar a la población de los problemas que acarrea el cambio climático, poner fin a la agricultura animal, reforestar la tierra y eliminar gradualmente los combustibles fósiles», enumera.

La emergencia climática está clara, los jóvenes se están convirtiendo en símbolos de la causa verde, pero ahora viene la gran pregunta. ¿Qué podemos hacer? «Hay que empezar en casa. Pequeñas acciones pueden ayudar, y mucho», afirma Claudia Escobedo. Y entre esos cambios en el estilo de vida destaca sustituir el coche por el transporte público, reducir la ingesta de carne y apostar por los productos de proximidad. Ni más ni menos.