Son el último escalafón de la Justicia castellonense. Distribuidos en 36 pueblos de la provincia, los jueces de paz están salvando en gran medida a la Justicia, descargándola día a día de numerosos asuntos de pequeña importancia, pero, que, en definitiva, aumentan la carga de los órganos de Primera Instancia, de Civil y de Penal ofreciendo, así, a los magistrados la posibilidad de centrarse en los casos de mayor trascendencia y complejidad.
En Castellón, según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los jueces de paz han descargado a la Justicia castellonense de 48.111 asuntos en el último año. Unos casos que fueron debidamente resueltos e, incluso, que conllevaron la celebración de juicio. En concreto, en materia penal estos jueces no profesionales celebraron 681 juicios de faltas y en el ámbito Civil la cifra fue de 96 (en total sumaron 777 vistas orales).
ASUNTOS LEVES // Los juzgados de paz prestan al ciudadano el servicio más sencillo dentro de la compleja administración de justicia. Los exhortos (solicitudes procedentes de un juzgado para que realicen un trámite) ocuparon el mayor volumen de trabajo con 24.863 en asuntos de competencia penal y 17.272 civiles.
Sus competencias, que son muchas, van desde reclamaciones inferiores a 90 euros a la mediación en asuntos leves, celebraciones de bodas o la expedición de certificados de nacimientos, matrimonios y defunciones.
Es decir, un puñado de trámites de carácter menor, pero que acaban descargando una buena parte del volumen de todas las tareas que gestionan cada día los juzgados como son el Registro Civil o los de Primera Instancia.
Entre los casos penales que atienden están las amenazas, el maltrato de animales, la perturbación del orden y daños leves, además de tomar declaración a perjudicados y ratificaciones.
Los profesionales que trabajan en este ámbito son nombrados cada cuatro años, cobran dependiendo de los habitantes que tiene el municipio en el que se ubican y tienen la posibilidad de ejercer otras profesiones. H
