Colomera fue devuelta al mar en la playa de Bellver de Orpesa el 25 de junio. Con sus 100 kilos de peso esta es quizá la tortuga marina más vinculada a la provincia de Castellón, pues fue capturada de forma fortuita por pescadores en Benicarló (2015) y Burriana (2019). Tras caer en las redes fue trasladada en ambas ocasiones a la Fundación Oceanogràfic de València, donde si alguien la conoció bien es su responsable del área de Conservación de esta institución, José Luis Crespo.

--¿Qué es lo que hace tan especial a la tortuga ‘Colomera’?

--Colomera es la tortuga más grande que ha pasado por nuestra fundación y poder estudiarla ha sido una experiencia única. Es un buen ejemplo de muchas cosas. Para mí simboliza la resistencia del mar, que a simple vista parece un lugar idílico, pero realmente es una jungla llena de peligros. Siendo un animal migratorio, toparse en dos ocasiones con pescadores en la misma zona ya es raro, pero es que la segunda vez que vino tenía un anzuelo en el esófago. Una de las últimas tortugas que hemos recibido ha llegado con una fractura en el caparazón y la espada de un pez espada en su interior, pero ha sobrevivido. Son animales increíbles.

--¿En qué les ha ayudado tener a ‘Colomera’ en su programa de conservación marina?

--Por de pronto nos está brindando la oportunidad de seguir sus movimientos al instalarle un dispositivo GPS. De Orpesa ha pasado ya a las Baleares y quién sabe si llegará a Florida o a Grecia para regresar de nuevo a Castellón, porque por lo que se ve le gusta mucho esta provincia. El medio ambiente es dinámico, y más con el cambio climático, así que Colomera nos sirve para rellenar parte de la información que nos falta para completar el puzzle.

--¿Por qué ha elegido al menos en dos ocasiones pasar por Castellón un ejemplar de estas características teniendo en cuenta la inmensidad de los océanos?

--Nos vamos a tener que acostumbrar a la colonización de nuestras costas por parte de especies como esta. El año pasado ya anidó una tortuga marina en Castelló, de hecho en la fundación estamos criando a muchas de estas crías para que aumenten sus posibilidades de supervivencia en libertad porque nacen muy débiles, y otra en Peñíscola. Son animales muy migratorios, por lo que es difícil controlar sus pasos, pero Castellón supone para ellas una zona de alimentación y de paso. Se encuentra entre las islas Baleares y el Delta del Ebro, que son zonas muy ricas en biodiversidad en las que hasta ahora era más habitual ver tortugas.

--¿Cuáles serán las funciones que tendrá el Centro de Interpretación Marino de Orpesa?

--Uniremos esfuerzos con la Fundación Azul Marino para aprovechar las sinergias y trabajar en concienciación y divulgación. Nuestra principal labor es la de atender a animales varados en cualquier playa de la Comunitat, pero en ocasiones estamos desbordados y tener nuevos socios nos vendrá muy bien.

--¿Pasarán por este centro muchos animales para su recuperación y posterior suelta al mar?

--En principio nos ayudarán a que pasen allí la última fase en un área aclimatada para tal efecto. La suelta al mar de Colomera fue un poderoso símbolo del convenio que hemos firmado porque no había un animal mejor para este efecto que uno tan vinculado a la historia de Castellón.

--¿Cuántas tortugas reciben cada año en la Fundación Oceanogràfic en sus instalaciones?

--De media unas 80 ó 90 vivas. Muertas también nos llegan algunas, y aprovechamos para realizar la necropsia y extraer de ellas información muy valiosa. Antiguamente los pescadores las devolvían al mar, pero ahora por suerte nos avisan y las recuperamos para hacerles un chequeo antes de soltarlas cuando están en perfectas condiciones. Los pescadores son nuestras manos en el mar y gracias a que se toman las molestia de avisarnos cuando pescan un ejemplar como este podemos recuperarlos.

--¿Qué es lo que tenemos que hacer los ciudadanos si nos topamos con una tortuga marina?

--En primer lugar llamar al 112. Allí coordinan nuestra actuación conjunta con la Universidad de València. Solo llegar les atendemos en la playa y después con nuestro departamento veterinario ya en la fundación les hacemos una exploración externa, radiografías, extracción de sangre… En algunas ocasiones las tenemos un mes y si están muy dañadas, hasta siete u ocho meses.

--El momento de devolverlas al mar debe ser muy satisfactorio después de tanto trabajo.

--Lo es. Además intentamos acompañarlo de actos como limpieza de playa junto a escolares u otro tipo de colectivos porque es un buen momento para sensibilizarles, pues el 97% de los animales que recibimos derivan de la actividad humana.