El bálsamo labial que inventó Vicente Calduch Solsona vino a aliviar a las mujeres y hombres del campo que, tras sus largas jornadas de trabajo, tenían heridas en los labios y la nariz. No se llamó Dermo-Suavina hasta 1916, sino ‘Ungüent de Vila-real’. Los hijos del inventor promulgaron el bálsamo por otras ciudades.