Las autoescuelas de Castellón echan el freno. La mayoría de edad ya no viene con un carnet bajo el brazo y la crisis ha obligado a muchos padres a renunciar a la vieja promesa de pagar el permiso de conducir a sus hijos nada más cumplir los 18. Ni los expedientes académicos brillantes ni los buenos comportamientos sirven de aval. Las clases de preparación del examen teórico están cada vez más vacías. Donde antes había 60 alumnos hoy apenas se contabiliza una veintena y la distancia entre esta prueba y el examen práctico se dilata lo máximo posible hasta cumplirse los dos años, plazo máximo permitido para conservar el aprobado. Consecuencia, las empresas especializadas en enseñar a conducir aseguran que en apenas unos años el volumen de trabajo ha caído más del 30%.

Que la cifra de nuevos conductores va menguando año tras año es algo que también revelan los datos que maneja la Dirección General de Tráfico. En 2006 se expidieron en la provincia 15.129 nuevos permisos de conducción. En 2012 fueron 5.585, es decir, en seis años el número total ha descendido un 63%. “Las familias cada vez tienen menos posibilidades económicas y eso se nota. Además, el carnet es algo que antes no podía faltar en los currículos, pero como ahora no hay ofertas de trabajo ya no es acuciante”, aseguran desde la Confederación Nacional de Autoescuelas.

TARIFAS CONGELADAS // El precio de las clases prácticas echa para atrás a muchos alumnos y eso que las empresas de Castellón llevan casi cuatro años congelando sus tarifas. Aun así, sacarse el carnet de conducir no es barato, y eso que la provincia está en la media nacional. El último estudio realizado por la organización de consumidores Facua revela que el importe medio que cobran las autoescuelas después de efectuar 20 prácticas y superar el examen teórico en una única tentativa es de unos 920 euros.

Pero aunque la situación no está para tirar cohetes, las 80 autoescuelas que existen en Castellón mantienen el tipo. Apenas ha habido cierres. Al contrario. En los últimos años han abierto un par más en la provincia. “Ha habido profesionales que antes eran profesores y que en su día perdieron su trabajo y ahora han optado por abrir su propio negocio”, reconoce Jaime Amorós, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas.

Para contrastar la caída del número de aspirantes a conductores, las autoescuelas han sacado promociones y dan a sus clientes todas las facilidades de pago. “Más ya no se puede hacer. Los precios están congelados desde 2009 y eso que el gasoil está por las nubes, con lo que nuestros márgenes son muy estrechos”, lamenta Jaime Amorós.

Si hasta hace muy poco tiempo lo habitual era sacarse el carnet nada más cumplir los 18, la crisis ha provocado que el acceso a la conducción llegue a una edad mucho más tardía. “Lo normal ahora es sacarlo a los veinte o más y quien lo hace es por necesidad, porque va a empezar a buscar un empleo y necesita un coche”, añade el presidente de la asociación, que resalta también que para decenas de familias la autoescuela supone el primer eslabón de una cadena de gastos. “Después de la autoescuela viene la compra del coche, el seguro, la gasolina, la ITV... todo eso genera un gasto y mucha gente corta de raíz el problema”, subraya Amorós.

Visto lo visto, el sector vincula su futuro al estado de la economía provincial. “Cuando la economía mejore nosotros volveremos a trabajar como antes”, dicen. H