Los lectores habituales a quienes les acompaña una normal afición al fútbol, conocen parte de esta historia. Antonio Pérez, legendario portero nacido en Nules, ha fallecido ahora en marzo a los 96 años de edad. Y saben que en la época gloriosa de Pérez en Primera División, vivió la circunstancia de coincidir en el tiempo con otros tres grandes porteros que le cerraron la puerta de la titularidad en la selección española. Me refiero a Ramallets, Eizaguirre y aquel Martorell del Español que lucía un cinematográfico bigote como el del actor Clark Gable.

Cada verano y desde hace ya muchísimos años, me aprovecho de la vecindad del periodista vila-realense y universal Julián García Candau, con quien comparto algún que otro paseo por nuestra playa de la Almadraba, en Benicàssim. Y Julián no solamente ha estudiado a fondo la vida y milagros de los deportistas de la provincia de Castellón, sino que, además, ha publicado libros sobre el tema. Uno se titula El deporte en la Guerra Civil, en el que, además de todo lo que me ha contado personalmente, pueden conocerse tantas cosas de nuestros deportistas. Este verano me hablará de Antonio Pérez, como yo le hablaba a él de ciclismo cuando Julián era primerizo en periodismo y yo iba a Vila-real como locutor y delegado de la Federación Española.

14 TEMPORADAS // Antonio Pérez jugó 14 temporadas en la Primera División. Las cuatro primeras, en la gran época dorada del C.D. Castellón, desde la de 1941-42 hasta el verano de 1945. Es cuando el equipo se clasificó quinto en la Liga, en la de 1942-43 y el Real Madrid quiso ficharlo. Antonio vivía entonces con sus padres en Nules y a su madre le entraba un patatús cada vez que su hijo se ausentaba. Y por amor de hijo, Pérez se resistió todo lo que pudo para no moverse de Castellón. Pero no pudo hacerlo en 1945 cuando fichó por el Atlético de Aviación, que en 1947 pasó a llamarse Atlético de Madrid, con Riera y Aparicio de centrales del equipo, con la amenaza de los famosos ‘cañoneros’ de entonces, cuando llegaban al área atlética. Para acercarse un poco más a Nules, Antonio fichó por el Valencia en la temporada 1948-49 y después en el Levante, también en 1ª hasta el verano del 53, cuando tomó la decisión de retirarse, habiendo cumplido los 33 años de edad. Al hacer el recuento, se hizo público que había jugado 188 partidos en Primera División del fútbol español, como titular de su equipo. Fue convocado en alguna ocasión para jugar en la Selección Española, pero allí creo que no jugó en ningún caso. Julián García Candau me lo aclarará este verano cuando llegue a Los Príncipes.

LA VIDA // Antonio Pérez nació en Nules el 15 de octubre de 1919, hijo del castellonense Manuel Pérez y de Jerónima Balada, nacida en Fortanete, de Teruel. Es el tercero de cinco hermanos. Son Manolo, Carmen, Tere y Jerónima, con Antonio en tercer lugar.

El padre tenía un taller en Nules de reparación de motores de agua, de aquellos que se utilizaban para regar los huertos. Después del colegio, sin sobresaltos, colaboraban con el taller de su padre y, en sus ratos de libertad callejera, todos jugaban al fútbol, era su afición, empezando por el mayor, Manolo, en los equipos de su barrio y después en el C.F. Nules, que participaba en categorías regionales. De allí le vino la afición a Antonio, que solía acompañar a su hermano, aunque con su presencia de atleta, alto y fornido, le hicieron jugar desde el primer momento como portero. Antes de su historia profesional, de los equipos con los que jugó como portero, con su alto nivel, hay que recordar que, estando en el Atlético de Aviación, el 20 de julio de 1946, contrajo matrimonio con Isabel Carbonell Torres, de Castellón, un año más joven que él, hija de un comerciante exportador de naranjas, circunstancia que les obligó a casarse en Perpiñán, Francia, donde estaba la central del negocio familiar y también el domicilio gran parte del año.

EL DÍA A DÍA // Desde la Asociación AHICAS, de Amigos del Castellón, y a través de Ximo Alcón, me llegan datos concretos de la vida de Pérez. Y es que durante los primeros dos años de casado, se pudo observar que su esposa se sentía muy afectada por el clima ambiental madrileño y tenían que estar cada día pensando cuándo podrían regresar a nuestras tierras mediterráneas, a pesar de la cadencia de la llegada de los tres hijos: en septiembre de 1948 el primero, Antonio también. En abril de 1950, José Manuel y en junio de 1961, Juan Luis. Más tarde, llegaron los nietos. Y por este orden: José Luis, en marzo de 1975, Mari Carmen en marzo de 1977, David en enero de 1980, Isabel el 1 de marzo de 1981 y Antonio en septiembre de 1982.

Entre todos, dos generaciones más de porteros de fútbol. Su hijo José Manuel, en el C.F. Nules, como portero también. Y en la actualidad y defendiendo la puerta del club de fútbol de la Vall d’Uixó, su nieto David.

Aunque la esposa Isabel falleció pronto, la vida ofrece resortes que parecen de lo más natural. Así, jubilado del fútbol y viudo, se convirtió en vendedor ambulante, en bicicleta, de aceite para los motores de riego, que se usaban de una manera masiva en los campos de naranjales de Nules.

LA GUERRA CIVIL // Aunque le pilló ya con 16 años, la Guerra Civil influyó en la vida de Antonio Pérez. Y eso está en el libro de García Candau. Empieza así: “El 18 de julio de 1936 los futbolistas españoles estaban de vacaciones y estuvieron a punto de disfrutar de tres años sabáticos. En los días en que comenzó la Guerra Civil, prácticamente no había más actividad deportiva que la estacional, y de ella sobresalía el Tour de Francia con aquellos legendarios Mariano Cañardo y Julián Berrendero, que brillaban tanto en el Aubisque como en el Tourmalet, o sea, en los Pirineos. El mismo día 19 en que España comenzó a desangrarse, también en Madrid se disputó la Vuelta a los Puertos. Y ese día, en La Coruña, todavía hubo fútbol”. Pero lo cierto es que, el deporte, no fue ajeno a la crueldad de un hecho que a todos los españoles afectaba, también a los deportistas. La muerte en el frente, las heridas de por vida, la cárcel, el exilio o el fin de una carrera profesional. A otros, les empujó hacia una actividad que no habían previsto, gran número de muchachos entre ellos, de uno u otro bando. En el recuadro de la página, Antonio Pérez cuenta algo de su propia odisea. H