Dicen que la felicidad es un don paseando por arenas húmedas. Y si eso es verdad, en Castellón regalamos felicidad. 120 kilómetros de costa, 33 playas con banderas azules, 25 kilómetros de pasarela, 495 duchas y lavapiés, 62 casetas vestidor, 197 áreas deportivas... ¡Benditas playas! Gracias a ellas, la provincia recibe cada año casi cuatro millones de turistas y en pleno mes de agosto municipios como Peñíscola pasan como por arte de magia de los 7.500 a los 120.000 habitantes.

Pero las playas, artífices durante años de una especie de milagro económico, son de todos. Como las calles. Como los parques. Y no todo vale. El mal uso que, a menudo, se da de los arenales ha llevado a prácticamente todos los ayuntamientos de la provincia a redactar ordenanzas municipales que contemplan cuantiosas multas si se realizan acciones incorrectas, molestas para el resto de bañistas o perjudiciales para el medio ambiente. En estas normas es posible encontrar sanciones de hasta 1.500 euros por bañarse cuando esté izada la bandera roja, acceder a la playa con recipientes de vidrio o latas, o bañarse acompañado de un perro, aunque esto último podría empezar a tener los días contados.

Si bien el uso de las playas se encuentra regulado en la Ley 22/1988 de Costas, de forma general para todo el territorio español, cada municipio puede aprobar su propia ordenanza para promover la buena utilización de los espacios públicos y poner un poco de orden a tanta ida y venida de bañistas. En Castellón, cada localidad del litoral cuenta con su propia ordenanza y, salvo casos puntuales, las normas son muy similares. También las sanciones. Ahí va una lista de las principales leyes que imperan en las playas de la provincia.

Cuidado con la bandera

Un día de playa puede transcurrir sin problemas o arruinarse en función del color que luzca la bandera en el puesto de socorrista. ¿Sabe lo que significa? Si es verde, todo va bien; si es roja, mejor no acercarse al agua. Cuando surge el amarillo, el mensaje es bañarse con precaución. Desde la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo insisten en la importancia de bañarse en zonas vigiladas, bajo presencia de socorristas y de prestar atención en todo momento a sus indicaciones y al color de la bandera que ondee en ese instante.

La bandera roja prohibe el baño y, según explican desde el Ayuntamiento de Castelló, «previene de un peligro para la vida o salud de las personas, bien sea por las condiciones del mar o por la existencia de animales, elementos flotantes, contaminación u otras circunstancias de riesgo para la salud de las personas». Hacer caso omiso de la prohibición del baño implica una infracción grave. En las playas de la capital, pero también en las de Benicàssim, Orpesa o Vinaròs, bañarse con bandera roja se penaliza con multa que va desde los 750 a los 1.500 euros.

A la playa... pero sin el perro

Durante el invierno, los dueños de mascotas gozan de manga ancha en muchos arenales de la provincia. En Castelló, por ejemplo, en la playa del Pinar, los perros han podido acceder a un tramo de 3.500 metros frente al Planetario. Benicàssim estudia ahora un proyecto similar y prevé que los perros, en temporada baja, puedan acceder a las playas.

Pero llega el verano y los animales están vetados en la inmensa mayoría de las playas de la provincia (existen perriplayas en Vinaròs, Benicarló, Moncofa o Alcossebre), aunque aún hay usuarios que hacen caso omiso a la normativa. «Es uno de los principales problemas que tenemos todos los veranos en Alcossebre, sobre todo en las playas urbanas como Cargador o las Fuente, y eso pese a disponer de una playa donde están permitidos», dicen en el Ayuntamiento de Alcalà-Alcossebre.

En Orpesa, el problema también existe y eso llevará al consistorio, una vez pase el verano, a modificar la ordenanza y acotar un trozo de la playa para que puedan entrar los perros. «Lo que tenemos que estudiar todavía es si será solo en invierno o durante todo el año», avanza Araceli De Moya, primera teniente de alcalde y concejala de Policía.

¿Y qué consecuencias puede tener saltarse la normativa e ir a la playa con el perro? En Castelló y Peñíscola, por ejemplo, se considera una infracción leve penalizada con hasta 750 euros de multa. En Benicàssim, en cambio, es una falta grave y la sanción puede llegar a los 1.500 euros.

Ducharse sí, aunque sin jabón

Cualquier persona puede utilizar las duchas de la playa y los lavapiés. Pero, cuidado, no hay que olvidar que están ahí para arrastrar el salitre o la arena. Por lo tanto, y todas las ordenanzas municipales lo dicen muy claro, está prohibido emplear sustancias como jabón, gel o champú, puesto que contribuyen a contaminar el espacio costero. Y lo que también está vetado es limpiar los utensilios de cocina en las duchas. Saltarse esta norma implica una multa de hasta 750 euros.

También es una infracción leve orinar en la arena o en el agua (otra cosa es cómo se puede controlar el cumplimiento de esta norma) y todos los ayuntamientos están obligados a habilitar unas instalaciones que permitan satisfacer esas necesidades.

Fumar se puede (de momento)

En todas las playas de Castellón está permitido fumar, aunque sobre todo en el norte de España cada vez son más los ayuntamientos que lo prohiben. Lo que sí hacen en Peñíscola o Alcosssebre es repartir ceniceros. En Castellón, el chiringuito Solé, en la playa del Gurugú, regala un refresco o una cerveza a quien recoja un vaso lleno de colillas.

La venta ambulante, prohibida

¿Quién no ha visto pasar por la playa a alguien vendiendo bebidas, bolsos, relojes o pareos? Es una imagen habitual en la mayoría de las playas de la provincia y en todas está prohibido. Es más, la venta ambulante en la playa y el top manta es uno de los principales quebraderos de cabeza en municipios como Peñíscola u Orpesa. «Es nuestro caballo de batalla, pero también es muy difícil de controlar», apunta Antonio Morejón, jefe de Policía de Peñíscola.

Morejón reconoce que si erradicar el top manta es complicado, la venta ambulante en la playa todavía lo es más. «Son vendedores que ahora están en un punto y a los segundos están en otro y, además, no tenemos efectivos suficientes», sentencia. «Cuando detectamos a un vendedor ambulante se le requisa la mercancía y se le impone una sanción, tanto a él como al comprador», explica.

En Orpesa también se han tomado muy en serio la lucha contra el top manta y la venta no sedentaria. «Ha ido a más con los años y este verano se han instalado unos paneles informativos para concienciar a los turistas», describe Araceli De Moya, primera teniente de alcalde del municipio. «Si estas personas vienen a vender aquí es porque alguien les compra y la gente tiene que saber que adquieren un producto ilegal y que destruyen muchos puestos de trabajo», añade. La normativa de la mayoría de los municipios de la costa provincial consideran la venta ambulante como una falta leve.

Jugar a las palas sin molestar

En ninguna playa de Castellón está prohibido jugar a la pelota o a las palas. Pero eso no quiere decir que uno puede hacerlo a sus anchas. La normativa de Orpesa, por ejemplo, dice muy claramente que estos juegos podrán practicarse siempre y cuando no causen ninguna molestia al resto de bañistas o a las propias instalaciones.

Nada de latas ni de vidrios

Lo que sí está prohibido es el acceso de los usuarios a las playas con objetos de vidrio, latas o bombonas de gas. En Castelló quien lo haga se expone a una multa de hasta 750 euros. Además, tampoco se permite es el uso de aparatos de música cuando su volumen cause molestias a otros usuarios o instalar tiendas de campaña.

'Stop' a sombrillas solitarias

Cada día, en las playas más concurridas de Castellón, se libra una batalla silenciosa para asegurarse un lugar lo más cerca posible del agua. Hacia las siete de la mañana, o incluso antes, decenas de personas plantan el parasol y, a veces, también silla y mesas, y se marchan a casa. Y no vuelven hasta pasadas unas horas. Es lo que se conoce como las sombrillas solitarias y, ante la queja de muchos veraneantes, hay algunos ayuntamientos que han decidido tomar medidas. Otros lo harán cara al próximo verano.

Alcossebre modificó su ordenanza en verano del 2017 y los resultados han sido positivos. «Teniendo en cuenta la modificación de la ordenanza y que las máquinas de acondicionamiento de las playas pasan por la playa a primera hora, los usuarios no suelen poner las sombrillas hasta las 10.00 horas y, además, esta temporada no consta ninguna queja al respecto», apuntan desde el propio ayuntamiento.

En Orpesa el problema también existe. «Es otro de los puntos que tenemos que abordar porque sí es cierto que hay muchas personas que plantan la sombrilla a primera hora del día y se van», explica la concejala De Moya.