Cada año, en las cabalgatas del Pregó y todas las demás del programa oficial, aparecen bandas y agrupaciones musicales de varios pueblos de la provincia, para apoyar a las comisiones de sector o a la propia Junta Central en su actividad festera. Por una serie de circunstancias he recordado últimamente aquel año en que desfilaron en el Castellón magdalenero los componentes de la Banda Humorística de Los Bohemios, de Villafranca del Cid, y ello me dio ocasión de conocer a su director y responsable Miguel Prades Marín. También a alguno de sus seis hijos, Rafael, Luis, Raúl, Beatriz, Roberto, Mónica, incluso a su esposa y también actriz de la banda, Teresa Mas Cruz. Una buena espera entre acto y acto, me dio ocasión de charlar con ellos y de disfrutar escuchando el relato de sus aventuras humanas y laborales en un entorno tan peculiar como es Villafranca del Cid.

Su condición de barbero, nos dio ocasión de ampliar el lenguaje y el significado de sus expresiones y aparecieron en la charla las definiciones de afeitador, fígaro, peluquero, barber, que és persona que té per ofici afeitar la barba o arreglar els cabells, así como las palabras bigote y barba. Y patilla, barbilla, perilla y otros sinónimos.

Amplio oficio

En realidad el oficio de barbero llena páginas de libros y libretos de óperas y zarzuelas del historial literario del universo del costumbrismo más genuino. Y si hablamos del ‘barbero del pueblo’, nos encontramos sin duda con un personaje muy popular, afeitando barbas y bigotes a sus vecinos, centro además de dimes y diretes y, ¡oh maravilla!, considerado adulador y pelotillero. El licenciado Cobarrubias dice en su Tesoro de la Lengua Castellana, de 1611, que «la barba era ya símbolo de virilidad y fortaleza por los egiptólogos». Así por eso decimos que cuando hablamos de un hombre de barba, queremos significar que tiene valor. Y que es popular la frase de «cuando vieres la barba de tu vecino pelar… pon la tuya a remojar».

El tal Miguel Prades, además de ser barbero, cuando dejó de serlo se convirtió en el alguacil del Ayuntamiento, es decir, funcionario ejecutor de los mandatos de los alcaldes, aunque también, y quizá por ello, persona de capital importancia en algunas poblaciones. El que hacía y deshacía en muchos casos. Es más, según la Real Academia de la Lengua, alguacil era en tiempos antiguos gobernador de una ciudad o comarca, con jurisdicción civil y criminal. O cargo honorífico que había en las ciudades de este reino, después región. También abrazador o agarrador, o comisario y ministro, papagayo...

La vida

Miguel Prades Marín, hijo de Miguel y de Pilar, nació en Villafranca del Cid el 16 de febrero de 1931, con la etiqueta de barberet que le transmitió su padre, ya que todavía en casa estaba la barbería, con la que jugó y se enredó de niño al igual que sus tres hermanas, menores que él. Las primeras letras en el colegio, la guerra civil en casa y al acceder el padre al Ayuntamiento en 1939, la vida familiar se convirtió en dulce rutina. Plato de caliente en la mesa cada día, troncos ardiendo en la chimenea en invierno y cada cual intentando acomodarse a sus gustos o necesidades. Miguel no tardó en acceder también al empleo de alguacil, el alguacilet para todos los vecinos.

Y muy pronto, ya formó pareja con la popular chica de Villafranca del Cid Teresa Mas Cruz, prestigiosa y voluntaria de un equipo que atendía a todos los dependientes y necesitados de la población, bien desde los Servicios Sociales del propio Ayuntamiento o bajo la bandera de la Cruz Roja. Son ya muchos los ancianos que vivían solos y Teresa y su gente tenían que multiplicarse para atenderles. Su teléfono móvil estaba operativo las 24 horas del día. No tenía freno.

La familia

Miguel Prades y Teresa Mas contrajeron matrimonio en la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, el 25 de agosto de 1956. Se trata de un matrimonio muy fecundo, ya que dio el fruto de seis hijos. Rafael, Luis, Raúl, Beatriz, Roberto y Mónica. Casi todos encontraron puestos de trabajo en la propia Villafranca del Cid, después de esos primeros años del colegio a los que todos estamos obligados. Solamente dos de los seis, tuvieron que emigrar a otros lugares, como Luis en Vinaròs y Raúl en tierras de Aragón. En realidad es que a todos los jóvenes de Villafranca del Cid les amparaba la costumbre de tener puesto de trabajo asegurado. Por su parte, Miguel, el alguacil, colaboró en especiales trabajos municipales, proporcionándole a la música el necesario protagonismo en la vida de todos. Empezó siendo el platillero de su banda. Y lo ha seguido siendo a ‘bombo y platillo’, para acabar con lo que sería siempre su oficio musical.

No hay que perder de vista que el chico ya fue alumno de la antiquísima banda municipal y en ella ingresó como componente cuando el grupo ya había alcanzado un buen nivel y empezó a abrir sus intervenciones por toda la provincia bajo la batuta del maestro director Agustín Espinosa. La agrupación señala como fecha de su fundación en el año 1928, hace casi 90 años de música popular o erudita.

La artesanía

En Villafranca del Cid es muy antigua la importancia de la artesanía textil de la lana, de la que son herederas las fábricas de medias y lencería que dieron mucha vida a la población en sus primeros tiempos. Queda el run run de las leyendas de los antiguos mercaderes italianos que hasta aquí llegaban a comprar lana, especialmente desde la comarca de La Toscana, de Florencia, en época medieval y posterior. En tiempos recientes, Dusen y Marie Claire y alguna más, fueron fábricas de gran renombre y prestigio, en una ciudad de 1.200 metros de altura sobre el nivel del mar. Al parecer, el topónimo que acompaña al citarla, no guarda relación alguna con el legendario héroe castellano. Se habla de Blasco de Alagón en 1239. Villafranca del Cid llegó a integrarse en 1303 en los términos generales de la comunidad de Morella y sus aldeas, hasta que en 1691 en que, junto con otras poblaciones consiguió la independencia por la concesión del rey Carlos II.

Es curiosa la advocación de Santa María Magdalena, de la iglesia parroquial, tan importante y querida por los vecinos y visitantes en las celebraciones.