L as cuantiosas lluvias caídas en la provincia durante la pasada primavera han provocado, por un lado, que las bodegas hayan adelantado la vendimia de la uva y, por otro, que la producción se prevea menor a la del año pasado. Además, ha causado la introducción de enfermedades en la fruta poco usuales en este territorio, más propias de climas húmedos.

La recogida se lleva produciendo varias semanas, aunque hay alguna bodega que todavía la tiene pendiente. La actividad se concentra principalmente en tres áreas, denominadas comarcas por IGP Castelló, la marca que aglutina a las bodegas castellonenses: Alto Palancia-Alto Mijares, Sant Mateu y Useres-Vilafamés

«Los kilos recogidos los solemos contabilizar cuando finaliza la vendimia, pero todo hace indicar que la producción será este año más baja», explica Juan Carlos Pavía, presidente de la asociación. El año pasado se llegó a los 600.000 kilos de uva, de los que se obtuvieron 460.000 litros de vino.

El motivo principal de este descenso son las precipitaciones. «La uva madura antes y se tiene que recoger, no se puede esperar. Como ejemplo, el nivel de lluvia normal en Les Useres en primavera es de 450 litros por metro cuadrado. Este año han caído 750», indica Pavía en referencia a uno de los municipios que agrupa más marcas de vino en la provincia.

Lo que sí que ha traído como efecto colateral las lluvias son nuevas enfermedades, como por ejemplo el mildiu, que ataca a la vid. «Esta plaga se suele ver en sitios como Francia o Galicia, donde cae mucha agua, pero no por aquí», señala Pavía, que indica que pese a todo la calidad del producto «será perfecta».

La pandemia, claro, ha traído nuevas medidas de seguridad para los vendimiadores, que recogen la uva con mascarilla y respetando la normativa en cuanto a la limpieza, inciden desde la IGP.

Algunas bodegas, en cambio, se apoyan en la tecnología en vez de en el modelo tradicional, y recogen la uva con máquinas.

MUY EXTENDIDA / En la actualidad, son 40 las localidades de la provincia en la que se cultiva uva, según los datos proporcionados por la asociación de productores, que elaboran unas 50 marcas.

Castellón está empezando a recuperar de este modo una tradición vinícola que la plaga de la filoxera primero y la Ley del Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes después destruyeron casi por completo. La IGP Castelló se creó en el año 2003 y actualmente agrupa a 15 bodegas. H