Facebook fue ayer el entorno de las conversaciones en vivo, o Live, sobre ciencia de Mediterráneo y la UJI, con Miguel Chover, director del grado de Diseño y Desarrollo de Videojuegos y uno de los mayores expertos a nivel nacional, en el marco del proyecto Have Fun: la cultura youtuber y del videojuego en la comunicación científica transmedia, de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, en un encuentro que dio mucho de sí.

En la conversación, a preguntas de los internautas, como Bruno Querol, dos «juegos de moda», como el Fortnite, «sobre todo entre los jóvenes, con una alta dosis de realidad y de competitividad en clave de entretenimiento», o el Battle Royale, «géneros muy divertidos y competitivos, donde solo puede quedar uno». «Es igual que jugar una partida virtual de paintball», contestó. Y explicó que «crear videojuegos es como hacer cine, multidisciplinar, desde la programación, el arte, la narrativa; y jugar, después, es como verlo».

«Los que estudian Videojuegos no se pasan todo el día delante de la Play», bromeó Chover, que detalló que «existe una investigación muy amplia que va desde los aspectos audiovisuales a culturales o gráficos del juego, para que sean cada vez más realistas».

Desde el 2012, la carrera es una de las más buscadas. «Solo entran los 60 mejores», explicó, alegando que «las aplicaciones de esta carrera van más allá de los videojuegos, también existen juegos serios, apuesta por la gamificación, para monetizar o para uso recreativo, las posibilidades de futuro del sector son infinitas, tantas como posibilita la tecnología».

Es un sector que mueve 16 millones de € -más que cine y música juntos-- en España, el noveno país en consumo del mundo, y en el que «poco o nada tiene que ver la edad; hay para todos». Según el Libro Blanco, el 44% de los españoles de 4 a 66 años juega a videojuegos una media de 6,6 horas semanales.

En el diván hubo espacio para los consejos para los más pequeños. «¿Qué beneficios tiene aprender a diseñar videojuegos?», preguntaron en directo. «Aprender a crear videojuegos permite desarrollar la creatividad, el pensamiento computacional, el trabajo en equipo y aplicar muchas de las materias que ven los estudiantes en clase, como las matemáticas, la física, la literatura y el dibujo», especificó Chover.

Socialización «a través de los juegos», aprender inglés o japonés con compañeros de batalla en la otra parte del mundo, o andar cinco kilómetros al día para «cazar Pokemons». «Los beneficios, y los peligros, son múltiples, pero hay que encontrar la justa medida». El límite gráfico está «en el infinito».