En pleno centro de Castelló, la calle San Vicente, Argot siempre ha sido un punto de paso importante en la capital de la Plana, ya sea para aquellos que buscan la última novedad literaria, adquirir la prensa diaria o, simplemente, disfrutar de un café y una charla amena en su terraza. La pandemia de coronavirus ha frenando en seco el bullicio y la actividad en este negocio y solo ha mantenido vivo el servicio de punto de venta de prensa escrita, uno de los bienes de «primera necesidad» establecido en el real decreto de estado de alarma.

Juanvi Centelles se ha quedado solo al frente. La brusca disminución del volumen de trabajo ha obligado a prescindir durante esta complicada situación de las gran mayoría de los empleados. «Ahora solo abrimos de 9.30 a 12.30. Después me encargo del reparto de libros a domicilio. Y así estamos... aguantando marea», se resigna Juanvi, para quien es una experiencia totalmente nueva encontrarse solo al frente de todo.

Agradecimiento

Sin duda, no es la situación ideal, pero dentro de las dificultades Juanvi agradece el poder estar detrás del mostrador dando servicio a los clientes que siguen fieles a su cita con la infiormación de cercanía que ofrecen medios como Mediterráneo. La sensación es mutua, porque si algo ha advertido Juanvi desde que comenzó todas esta pesadilla del covid-19 es que la gente valora muchísimo la labor de los comercios a los que les está permitido mantener abiertas sus puertas y han decidido no parar su actividad. «Las personas que pasan por aquí están superagradecidas de que sigamos abiertos. Muchos puntos de venta de prensa han decidido hacer un paréntesis hasta que pase todo esto y la gente busca los quioscos que están abiertos. Dentro de el hastío generalizado nosotros somos algo así como una vía de escape para ellos», reflexiona el encargado de Argot.

Información

En estos días, Juanvi también ha podido hacer un retrato robot del cliente que busca la información en la prensa escrita, «señores o señoras de más de 50 años», los menos acostumbrados a hojear los periódicos de forma virtual a través de la web. Pero no es una regla general. Personas de todas las edades siguen acudiendo al quiosco, ya plenamente conscientes de que se trata de una de las salidas permitidas por el Gobierno, «en parte gracias a la labor de información que en este sentido está desarrollando Mediterráneo».

Mientras llegue la desaceleración, Juanvi seguirá en su puesto, protegido con la mampara y los guantes y contento de poder evadirse por unas horas de la crisis tras el mostrador.