Otro año la plaza Mayor hubiera presentado esta noche un lleno a rebosar. Como siempre, y en el cuarto domingo de Cuaresma, los castellonenses se reúnen en este epicentro urbano para despedir la edición en curso de las fiestas con el tradicional grito de Magdalena!, a cargo de las reinas, contestado por el pueblo con un vibrante y sonoro Vitol!.

Por primera vez en la historia eso no será posible. La crisis sanitaria, que obligó a aplazar la semana grande, hará inviable una ceremonia que no solamente es despedida de los festejos, sino también invitación solemne a vivir con alegría las fiestas del próximo año.

Un Vítol! que se convierte en unos de los actos de mayor trascendencia en la semana festiva. Su importancia es tal que, en los primeros años de la Magdalena tal y como se conoce ahora, era un acto del Ayuntamiento cuya acta municipal la firmaba la reina de las fiestas por delegación del alcalde.

Tristeza y desolación a raudales de los hombres y mujeres que, si se hubieran desarrollado las fiestas estarían a pie de obra, entre bambalinas, organizando cada uno de los actos que se habían preparado para la Magdalena 2020, y que son los miembros de la comisión municipal para el 75º aniversario.

Así lo expresa, por ejemplo, Pepe Ferrer, ponente de Romeria y la Ofrena (ayer hubiera sido el responsable de que el homenaje anual a la Lledonera hubiera llegado a buen puerto). Pragmático, está convencido de que las fiestas «se harán», y califica de «nostálgica» y «extraña» la situación vivida durante esta semana y considera que «evidentemente, lo prioritario era salvaguardar la salud de los castellonenses, y no la fiesta».

Lo que pudo haber sido

En términos similares se pronuncia José Miguel Rebollo, miembro del Consell Rector, quien dice que ha soportado la que iba a ser semana de fiestas, ironizando, «con estoicidad franciscana» y «dignidad».

Rebollo asegura que, «si bien no se han celebrado los festejos, la comisión de reforma de estatutos hemos seguido trabajando compartiendo opiniones».

También expresa su convencimiento de que las fiestas del 2020 se harán, «sin duda».

Sentimientos de «pena y añoranza» por lo que pudo haber sido y no fue de Javier Roig, ponente de Programación y Pirotecnia de la comisión del 75º aniversario. «Claro que me hubiera gustado organizar y vivir las fiestas, ya no solamente a nivel personal, sino porque a nadie le gusta esta situación», concreta Roig, quien confirma a este rotativo que «hasta el 2020 nunca se había suspendido el Vítol!, incluso lloviendo a cantaros las reinas gritaban el atávico Magdalena».

Mientras, Sergio Bienvenido Sánchez, presidente de los Templarios, y que iba a colaborar con la comisión, expresa su tristeza más absoluta.

«Había cogido vacaciones y quería colaborar; ha sido una semana de las más tristes que recuerdo», manifiesta Ruiz con un deje de melancolía.