Hablan y no paran de una ganadería que es todo un referente en Les Terres de l’Ebre, el último reducto taurino de Cataluña. Y no solo. En las provincias de Castellón y Valencia ya cuentan con esta divisa para los concursos de ganaderías más importantes. Se trata de Fernando Mansilla, con tres décadas de experiencia dedicadas a la cría del toro bravo para els bous al carrer. Pero corren nuevos tiempos para esta vacada asentada en Torreblanca, que ha tomado un nuevo impulso y ya se abre hueco entre los grandes. Y es que la incorporación de Cristian Barreda Mansilla, sobrino del fundador, ha supuesto un cambio importante. La experiencia de Fernando unida a la entrega y vocación desmesurada de su sobrino han creado una combinación explosiva y triunfal.

Al igual que todas las ganaderías, a principios de siglo sufrieron el varapalo de la tuberculina. Tras quedar muy mermada la vacada, comenzó una refundación, que coincidió con la incorporación de Cristian. Lograron salvar una reata procedencia de L’Hortolà, de la Ribera de Cabanes, que es considerada como la madre de las ganaderías actuales. Y a partir de ahí comenzó un retorno, una búsqueda de los orígenes. Su obsesión era conseguir una ganadería que tuviese la sangre más autóctona, de ahí que adquirieran vacas a FMachancoses, Benavent, Ángel Roser, Pacoc y Rogelio Martí. Esta última línea se mantiene por separado, pues son animales de más entrega y nobleza.

Unas 280 cabezas de ganado pastan en La Carboneda, una finca situada en Ulldecona. Allí se mudaron desde su Torreblanca hace ahora una década, buscando la cercanía a esa zona taurina catalana por excelencia en la que disfrutan de ser una ganadería indispensable para las fiestas de los pueblos que bordean el Ebro. También es uno de los ganaderos demandados en el norte de Castellón, donde triunfa cada año.

El esfuerzo de Cristian por mantener esta divisa junto a su tío es puro romanticismo. Este joven de 30 años vive por y para la ganadería, lejos de los caprichos urbanitas tan dados en la gente de su generación. Ama el campo y los animales, y ha tenido que adquirir conocimientos de economía para sostener esta joya de gran valor ecológico. Su sueño es seguir con la conquista hacia el sur de Castellón. Sus armas: su pasión y una cantera de animales que nos hace recordar lo más autóctono del ganado de corro, la bravura y la listeza.

Las estrellas de Mansilla

Cucharera y Capitana son las dos vacas veteranas que han empujado a la ganadería hasta lo más alto. Actualmente posee mucha confianza en Maravilla, que con tan solo cuatro años ya demuestra su bravura explosiva en cada actuación. Es la fuerza de la juventud. En cuanto a toros, destaca a Bandejero y Luminoso, ambos muy bravos. No es fácil tener toros buenos, pues se vienen muy a menos con la edad, sin embargo, es habitual en Mansilla que siempre haya una buena cantera de machos.