El excepcional temporal azotó ayer Cataluña, donde está provocando numerosos daños especialmente en la costa del Ebro, inundando 3.000 hectáreas de arrozales del delta, cercana al norte de la provincia de Castellón. El agua del mar había entrado ya ayer tres kilómetros tierra adentro, según cálculos del Ayuntamiento de Deltebre, anegando algunas de sus zonas más sensibles, y amenazando todo el delta, un ecosistema que ya sufre la pérdida de una franja anual de ocho metros, atribuido al calentamiento.

El alcalde de Deltebre, Lluís Soler, calificó el temporal de «insólito, sin precedentes». El Ebro se desbordó en la zona del Garxal, en la desembocadura, si bien las mayores afectaciones se localizaron en la playa de la Bassa de l’Arena, que quedó engullida por el agua salada. «La línea de la costa ha desaparecido totalmente», resumió Soler, que señaló que son numerosos los desperfectos en el centro urbano (árboles, calles, postes de electricidad...). La localidad, de más de 11.000 habitantes, tenía ayer el 60% de las viviendas sin electricidad.

La virulencia de las olas también golpeó con dureza los frentes marítimos de municipios como L’Ametlla de Mar, L’Ampolla y Alcanar. Paseos marítimos destrozados y el mar sobrepasando los muelles de protección. Muchos pescadores no recordaban un fenómeno como este.

Especialmente afectados son los propietarios de los campos de arroz, aunque por suerte ya se había recogido la cosecha. Las 3.000 hectáreas anegadas suponen un 15% de los campos de la zona, según Manel Ferré, presidente de la Comunitat de Regants.