Pleno movido en el Ayuntamiento de Castelló que desembocó en el aplazamiento de la aprobación de las retribuciones de la corporación, previo rifirrafe directo entre la alcaldesa, Amparo Marco, y el portavoz adjunto del PP, Sergio Toledo, y receso de la sesión para reunirse el equipo de gobierno. La propuesta de sueldos, que en comisión tuvo el apoyo del Acord de Fadrell (PSPV, Compromís y Podem-CSeM-EU) y del PP, se quedó sobre la mesa.

Ahora modificarán la propuesta inicial (que pasaba por el aumento del sueldo del equipo de gobierno en un 50% y en un 40% aproximadamente el de la oposición) y arrancará una nueva tramitación administrativa para avalarla con informes económicos y elevarla a una sesión extraordinaria próximamente previa comisión plenaria. Mientras, los concejales del Ayuntamiento de Castelló están sin cobrar.

La votación del régimen retributivo se abortó tras el debate del punto --el último del orden del día ordinario--, en el que intervino el portavoz de Vox (Luciano Ferrer), el de gobierno (Rafa Simó, PSPV) y el adjunto del PP (Sergio Toledo), cuyas intervenciones -de este último- fueron replicadas directamente por Marco, que le afeó una y otra vez que «mentía» y se había «pasado de frenada».

LA PETICIÓN DEL PP // Toledo pidió que la alcaldesa desvinculase públicamente de las negociaciones de los sueldos de gobierno al PP, argumentando que solo se habían negociado las dedicaciones de la oposición. Fueron discursos duros, con frases como que el gobierno «intentaba blanquear su subida de sueldos con la negociación con la oposición». Explicaron después desde el PP en un comunicado que hubieran votado a favor si se hubiera aclarado lo que pedían. Pero Marco, y por extensión el equipo de gobierno, entendió que el PP, con su argumentario, rompía el acuerdo previo de retribuciones y aseguraron desde el grupo socialista «que los miembros de la oposición eran plenamente conocedores de las retribuciones del equipo de gobierno y el PP dio su visto bueno a elevar la propuesta de toda la corporación a pleno».

Retiraron el orden del punto del día y las caras largas se apoderaron, sobre todo, de la bancada popular, que no esperaba que por tensar tanto la cuerda acabara rompiéndose así, en especial su portavoz, Begoña Carrasco, que había logrado en la propuesta (a petición de ella y de los portavoces de PP y Vox) que por primera vez los números uno de la oposición pudieran tener dedicación exclusiva en el consistorio.

Desde Ciudadanos, Alejandro Marín-Buck, que rechazó debatir el punto, puntualizó después a los medios que habrían votado que no al nuevo régimen retributivo porque consideran «que no es el momento de subirse los sueldos» y porque «no han dado opción a la oposición a escoger la dedicación» que querían.

Luciano Ferrer, de Vox, desarrolló también un discurso de oposición, alegando que a su parecer, «las retribuciones deberían estar reguladas por ley».

Desde el equipo de gobierno, fue Simó el que defendió la propuesta de salarios «basada en criterios de proporcionalidad del bien común, apoyada por un acuerdo municipal y amparada por la ley estatal». Una proposición «que incluye mejoras en cuanto a dedicación y retribución de los miembros de la oposición». «Lo que se aprueba hoy (dijo antes de que se aplazara la votación) es histórico por la dedicación exclusiva que se ofrece por primera vez a la oposición».