Vecinos del Grau y la Majalería denuncian el abandono sanitario que sufren estas zonas residenciales desde el inicio de la pandemia. Las asociaciones de vecinos ya han pedido la reapertura de estos dos ambulatorios, pero todavía no saben cuando se va a producir y si finalmente se va a llevar a cabo, si bien fuentes sanitarias aún no ofrecen fechas de reapertura de estos locales, tal y como publicó ayer este diario.

La situación de estos dos espacios médicos ha sido bastante distinta durante la crisis sanitaria. Mientras que el Centro de Salud ubicado en la calle Churruca del Grau fue cerrado al poco de decretarse el estado de alarma (14 de marzo), el de la Marjalería no ha llegado a estar abierto desde el pasado verano, obligando a sus vecinos a desplazarse hasta el propio. Esta dificultad para recetar un medicamento, acudir a las visitas o ir al servicio de urgencias, ha tenido como consecuencia que muchas personas se hayan quedado sin la atención necesaria y las complicaciones que deriva en algunas enfermedades.

Por dicho motivo, el presidente de la Asociación de Vecinos de la Marjalería, Daniel Montel, explica que «en verano superamos las 15.000 personas y no puede ser que se tengan que ir hasta el Grau para recibir consulta.

En este sentido, Montel propone una solución para evitar este desamparo vecinal. «Entendemos que ha sido una situación muy complicada para todos, por eso decidimos esperar a que se fuera recuperando la normalidad. Y añade: «El verano pasado estuvo abierto durante unos días, pero pedimos que durante los tres meses estivales esté abierto entre semana, ya que somos muchos y no podemos estar yendo todos los días hasta el Grau».

Por otro lado, la presidenta de la asociación Aula Debate de Mujeres del Grau, María Pepa Sancho, manifiesta que «en el barrio del Serrallo hay mucha gente mayor que necesita ir a sus visitas pendientes. Hay pacientes con enfermedades crónicas que requieren de medicamentos y de ir a las visitas», denuncia Sancho.

Asimismo, la portavoz de este grupo de vecinos comenta que han recibido numerosas quejas de personas mayores que tienen que andar más de un kilómetro para llegar hasta el único centro que hay abierto. «Muchos tienen que ir con un andador y han preferido dejar de acudir por el desgaste físico que les supone. No puede ser que muchas personas se queden sin ser atendidas».