Los castellonenses rindieron ayer tributo a la Virgen del Carmen en su día grande, con una serie de misas y procesiones en la ciudad y en el Grao --también en el convento del Desert de les Palmes-- que se cerraron con la tradicional procesión marítima en la que la imagen de Nuestra Señora del Carmen, a bordo de El paraíso del Mar, y arropada por otras embarcaciones de particulares, protagonizó la comitiva antes de llegar de nuevo a puerto, con el estruendo de la mascletà de fondo, y entrar en la capilla del Edificio Moruno, donde descansará hasta el próximo 16 de julio.

La Asociación Cultural Verge del Carmen del Grau, con Teresa Moya al frente, hace 18 años que trabaja incansable para mantener viva esta tradición, que inició Moya velando a la virgen en su propia casa, como cuenta su nieta y, a la vez, secretaria de la asociación, Aroa Miranda. Fue el último acto tras la misa, con la coral del Grao, y la procesión, con autoridades, el grupo de danzas Illes Columbretes y la banda de música del Grao, que atrajeron a más de 2.500 personas hasta la dársena pesquera del distrito marítimo. Un cortejo sobre el mar que despierta todos los años la veneración de los fieles hacia una virgen que consolida el carácter mariano de la ciudad.

CARMELOS Y DESERT // Previamente los tributos se habían centrado en el entorno de la avenida Capuchinos, en la parroquia de los Carmelos -con misa y procesión- y también en la ermita de la Virgen del Carmen de la partida Estepar, además de la tradicional celebración que acoge el convento de los Carmelitas situado en pleno parque del Desert de les Palmes.