El descenso de la actividad se ha notado en todas y cada una de las poblaciones de la provincia de Castellón, pero se ha sentido especialmente en aquellos puntos que viven del turismo y de los negocios relacionados con él. Que se lo digan a Juan Pizarro. Acostumbrado a una actividad frenética en Benicàssim, donde regenta un negocio de papelería y prensa, ha notado un fuerte frenazo.

«El trabajo fuerte, sobre todo, era el reparto de prensa a hoteles, bares, campings... Ahora está todo cerrado. Tenía la ayuda de mi mujer en el quiosco, pero creo que en la actual situación con una persona sobra», explica Juan, quien lamenta que la situación provocada por la expansión del coronavirus «es todavía más complicada para un trabajador autónomo».

Pese a todo, Juan espera que las dificultades no le hagan cerrar temporalmente. «Aguantaré con lo que estoy haciendo ahora», labores entre las que destaca la venta de la prensa diaria, que resiste el tirón: «La gente que antes acostumbraba a leer Mediterráneo en los bares, ahora viene al quiosco a buscarlo». Los periódicos, junto a pasatiempos y cuadernos para colorear —buscados por los padres para entretenerse ellos mismos y, sobre todo, a los más pequeños de la casa--, «son los productos que mejor aguantan la situación».

Desde el inicio del estado de alarma, que contempla en el artículo 10-1 del real decreto como bien de «primera necesidad» a la prensa escrita, Juan Pizarro ha reducido el horario de apertura al público, más por las calles totalmente desiertas por la tarde que por miedo a un posible contagio. «¿Que si estoy más expuesto al estar cara al público? Puede ser, pero no temo el trato de los clientes. Podría contagiarme en cualquier otro sitio», asume. Ahora le preocupa más que Benicàssim se queda sin Semana Santa «y casi que sin verano». «Este 2020 considero que será muy complicado levantarlo», lamenta.