Los municipios costeros de Castellón intensifican las tareas contra el mosquito común ante la proliferación de focos de larvas, tras las últimas lluvias y la subida de las temperaturas propia de la llegada de la primavera. Burriana, Nules, el Prat de Cabanes-Torreblanca, Almenara, Moncofa o Xilxes son solo algunos de los municipios costeros en los que ya se actúa ante la eclosión temprana detectada por los especialistas.

Almassora también ha destinado ya 18.000 euros a la lucha antimosquitos en el municipio, que tiene entre las áreas de cría o anidamiento de dípteros las de la marjal, las inmediaciones del río Millars, balsas de riego, canales y acequias, piscinas, imbornales y alcantarillado, entre otras.

Los expertos recomiendan a los ciudadanos que, durante la Semana Santa y la Pascua, limpien sus segundas residencias, con especial atención a las acumulaciones de agua que, tras el invierno, se hayan podido registrar en los jardines de las viviendas, las macetas o, incluso, los ceniceros.

«Es fundamental vaciar los encharcamientos que puede haber en una simple vasija y que pueden convertirse en las próximas semanas en foco de mosquitos», inciden desde la empresa Lokímica, encarga de las acciones antimosquitos en numerosos municipios costeros de la provincia.

Aunque las campañas de vigilancia y control se mantienen activas durante todo el año, es a partir del mes de abril cuando estos se intensifican, coincidiendo con la llegada del calor y el primer brote de mosquitos comunes. En el caso del mosquito tigre, su despertar es más tardío y todavía es «muy incipiente», según los expertos consultados.

La climatología de las próximas semanas será determinante a la hora de analizar si la presencia de mosquitos --tanto comunes, como del tipo tigre-- el próximo verano será preocupante.

El mosquito tigre suele tener presencia en los cascos urbanos y puede criarse en cualquier pequeña acumulación de agua. El pasado verano y durante parte del otoño, por ejemplo, existieron focos en los jardines y piscinas de zonas residenciales de la capital como el Pau Sensal.

«Había en las duchas, las piscinas y las zonas de riego. Se nos metían por los sumideros del edificio y nos encontrábamos con ellos en el ascensor. Decenas de vecinos nos vimos obligados a poner mosquiteras porque nos acribillaban a picaduras», señalan vecinos del residencial l’Espill.

El diputado de Medio Ambiente, Mario García, incide en que Diputación ha prorrogado el contrato con la Universitat de València, que realiza informes mensuales sobre los mosquitos en los diversos municipios. Unos documentos que la institución provincial remite a los consistorios.