El empleo en la hostelería de Castellón llega tocado al final de un verano atípico, con menos contratos de refuerzo, que van finalizando; y una situación muy difícil para los trabajadores fijos discontinuos, más de la mitad, que no tienen opción a cobrar la prestación por desempleo. Según fuentes empresariales y sindicales, apenas han podido cotizar y, por una normativa estatal, han podido rascar 90 días (tres meses de paro), que ya han agotado a estas alturas. El drama laboral afecta a personal de hoteles --con esta fórmula de contratación afianzada--, a ocio nocturno y restauración.

Impacto del covid-19

El parón de actividad por el covid-19, que ha retrasado y acortado la temporada, ha provocado que las empresas no avisen a todos estos fijos discontinuos (unos 15.000 de los 25.000 empleos que suele generar el turismo en temporada alta). De seis meses trabajados otros años, o estirados a nueve, han pasado a cotizar apenas tres, pues la campaña se ha acortado, y algunos, ni eso. Es personal que se activaba en la campaña y el resto del ejercicio cobraba prestación.

«Es un drama, hay muchos trabajadores ya sin ingresos, porque consumieron su prestación en julio, o con el subsidio. Hay quien no tiene ni derecho a paro. Lo hemos puesto en conocimiento del juzgado y de la inspección, pero no observan perjuicio ni desigualdad», lamentaba la representante de CCOO para la Hostelería y Turismo en Castellón, Elsa Montón.

Y es que por el covid-19 los hoteles apenas han trabajado dos meses y muchos de costa ya han cerrado. Los restaurantes siguen, pero con limitaciones horarias, de aforo y restricciones para clientes fumadores. Y la noche, cerrada.

Para colmo, está el galimatías de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), una solución transitoria para evitar despidos masivos en el sector, pero que, por otro lado, a nivel de derechos laborales, tiene sus puntos negativos. Y es que no se incluían a todos los fijos discontinuos, que no están en plantilla fija y no habían sido requeridos. Con todo, por una directriz estatal, pudieron pedir un certificado que probaba que no les habían llamado para trabajar esta vez, como habitualmente, en abril, y les correspondían 90 días de paro. Pero una vez agotado, nada más.

El asesor laboral de la patronal turística Ashotur y a su vez presidente de la Asociación Provincial de Empresas de Trabajo Temporal (ETT), Emilio Pin, explicó que «el personal turístico en general está pendiente en estos momentos de si se renuevan los ERTE; muchos hoteles ya han cerrado --a principios de septiembre-- y otros aguantarán abiertos un poco más, según la previsión de reservas de cada uno». Y es que los ERTE están autorizados solo hasta el 30 de este mes y, de no alargarse, en octubre se podrían convertir en ERE y conllevar despidos definitivos en un sector que además continúa sin convenio laboral, desde el 2013.

Para más inri, ese límite en el calendario coincide prácticamente con el 29 de septiembre, fecha final de las restricciones impuestas por Sanidad de 21 días; y con la incógnita de si se renovarán.