Si fuera posible hacer una foto conjunta de todos los ciudadanos que viven en Castellón, la de este 2018 sería la que menos niños tendría en sus primeras filas y la que más canas y pelo blanco reflejaría. Son las consecuencias de lo que para muchos expertos va a ser la gran revolución del siglo XXI. Una conquista del ser humano, la mayor esperanza de vida, amenaza con tornarse en un tsunami de consecuencias impredecibles al combinarse con una brusca caída de la natalidad. El envejecimiento de la población conllevará efectos económicos de primera magnitud que van más allá de la sostenibilidad de las pensiones públicas. El gasto sanitario se disparará, las empresas tendrá dificultades para encontrar relevo y el consumo privado se concentrará en un puñado de bienes y servicios.

En la partida de cartas demográfica, Castellón no sale demasiado bien parada. Y no lo hace porque el envejecimiento de la población bate récords año tras año. De los 569.556 habitantes con los que cuenta la provincia (datos a 1 de enero de este mismo año), 215.2561 tienen más de 50 años frente a los 104.315 que todavía no han cumplido la mayoría de edad. O lo que es lo mismo: los mayores de 50 años ya duplican a los menores de 18.

La diferencia entre los más mayores y los más jóvenes es de 110.000 personas en Castellón, y lo significativo es que esa distancia nunca antes había sido tan grande. Hace una década, en el 2008, los menores de 18 años eran 105.000 (apenas 700 más), pero lo llamativo es que el peso de la población más mayor era mucho menos relevante: 178.928 personas superaban los 50 años, 36.000 menos que ahora, según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Otro indicador que refleja claramente la nueva deriva demográfica es el que compara el peso de la población de más de 64 años con aquellos que todavía no han alcanzado los 16. Y ahí Castellón vuelve a registrar un máximo histórico de envejecimiento que este año alcanza el 124%: se contabilizan 124 mayores de 64 años (115.422 en números absolutos) por cada 100 menores de 16 (un total de 93.480). Una cifra que supone un crecimiento de 23 puntos porcentuales con respecto al año 20108, cuando el índice de envejecimiento era del 101%.

La pirámide poblacional ha cambiado y lo peor es que en los próximos años lo seguirá haciendo. Las previsiones del INE apuntan a que dentro de apenas 15 años, en el 2033, el 26,2% de los habitantes de la provincia superará los 65 años (hoy representa el 15%), con lo que el índice de envejecimiento superará el 208%: 149.379 mayores de 64 años por 71.765 menores de 16 años.

La revolución demográfica que llega tendrá consecuencias directas en el mercado laboral. A la Administración le cuesta reaccionar ante esta bomba de relojería, mientras los expertos avisan sobre la urgencia de tomar medidas. Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, que hace muy pocas semanas publicó un estudio alertando de las consecuencias del rápido envejecimiento de la población, reclama medidas como «alcanzar acuerdos de Estado y dedicar un mayor porcentaje del PIB a la familia, impulsar políticas activas contra la discriminación por la razón de edad, sensibilizar al tejido empresarial para que apueste por la fuerza laboral senior, y empoderar a los demandantes de empleo de más edad para que adquieran herramientas clave que les permitan competir en el mercado del siglo XXI".

MÁS GASTO SANITARIO

Otra consecuencia evidente del envejecimiento de la población es un mayor gasto sanitario. Esto significa que las demandas sanitarias van a aumentar y eso que en los últimos años la curva ya ha sido ascendente. En la Comunitat Valenciana, el 21% de las consultas en los centros de atención primaria ya corresponde a mayores de 75 años, según datos de la Conselleria de Sanitat, un porcentaje que seguirá creciendo en los próximos años. Y todo eso es una Comunidad con muy pocos especialistas en medicina geriátrica.

El otro gran reto es cómo garantizar la sostenibilidad de los sistemas públicos de pensiones. Y más si se tiene en cuenta que Castellón suma 150 nuevos pensionistas al mes y ya ha superado la barrera de los 130.000.