Los trabajadores castellonenses están en la parte alta del ránking de provincias españolas con menos proporción de bajas mensuales por patologías denominadas comunes, es decir, que no tienen que ver con la actividad laboral, al situarse en la décimoquinta posición. Por el contrario, destacan porque el periodo medio de permiso médico es mucho más prolongado que la media estatal.

Entre las razones, desde los sindicatos se apunta tanto la precariedad de la contratación como lo ajustado de las plantillas y el temor a perder el empleo, que se unen para que se retrase en la medida de lo posible el descanso por enfermedad y, en no pocos casos, cuando por fin se obtiene la Incapacidad Laboral Transitoria (ILT), el nombre técnico de la baja, se requiere de un proceso de recuperación mucho más elevado.

17 casos por cada mil

Las últimas estadísticas hechas públicas por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, señalan que en Castellón se han producido este año --datos acumulados al cierre del tercer trimestre-- una media mensual de 17 procesos de ILT por cada mil trabajadores protegidos, frente a un promedio nacional de 25. Son provincias como las de Córdoba, Ávila o Albacete, ejemplos de las catorce en las que la cifra es aún menor, aunque en ninguno de los casos está por debajo de once, de modo que la diferencia es limitada por este lado.

Es, además, el dato más bajo de la Comunitat, ya que en Alicante la estadística le atribuye unas décimas más y en Valencia se producen tres bajas más al mes.

Por otra parte y en cuanto a la duración de los permisos médicos por enfermedad común, supera los 50 días en el caso de los trabajadores castellonenses, mientras que el dato nacional es sensiblemente más bajo, de 38 jornadas, y en el resto de la Comunitat apenas más reducido.

Si desde el mundo empresarial apuntan que la picaresca del empleado no es algo ajeno al día a día, aunque no generalizado, desde CCOO, Albert Fernández, como lo ha argumentado en más de una ocasión el secretario general del UGT en Castellón, Francisco Sacacia, señala que se exige «poco» el cumplimiento de los derechos en materia de salud laboral.

Reitera que en momentos de incertidumbre como el actual, se incrementa también el miedo a quedarse sin un puesto de trabajo, lo que lleva a no pocas personas a «resistir durante más tiempo del razonable con una enfermedad o una lesión en marcha», de modo que, al final, «es peor y, cuando le dan la baja, resulta que la patología ha avanzado y hace falta más tiempo de convalecencia».