Sin posibilidad de salir a la calle y sin contacto físico con otras personas. Así han quedado miles de mujeres maltratadas en España por el confinamiento derivado del estado de alarma. En Castellón, los casos de violencia de género que abordan en las comisarías y cuarteles a diario han descendido sustancialmente desde que comenzó la crisis sanitaria del coronavirus, según explican diversos sindicatos y asociaciones profesionales.

Agentes y criminólogos consultados no creen que la violencia machista haya descendido drásticamente, sino más bien que no aflora. Lo atribuyen a las restricciones de movimiento y también al escaso contacto social de las víctimas. «Los casos de extrema gravedad siguen aflorando, pero muchas mujeres no acuden ahora mismo a una comisaría a denunciar unas amenazas o una agresión, pese a que deben hacerlo y que estamos para atenderlas», dice un agente en conversaciones con este diario, mientras otro miembro de la plantilla provincial apunta que «las víctimas no tienen ahora la vía de escape que representa ir a tomar un café con una amiga o una confesión a un familiar. Si están encerradas en casa con el agresor, es muy complicado encontrar ese punto de inflexión y dar el paso».

Señalan que la cuarentena ha detenido muchos trámites de separación, punto de partida de bastantes casos de maltrato.

Aunque el volumen global de sucesos es inferior, no hay que olvidar el caso de Almassora, donde desde que empezó el estado de alarma se ha registrado un crimen machista --un hombre asesinó a su mujer delante de sus hijos-- y un ataque con un arma blanca a una víctima que acabó en suicidio del agresor.