Una gran parte de las 106 cooperativas agroalimentarias de la provincia de Castellón están dedicadas a los cítricos. De ahí la importancia de los resultados de la actual campaña, tras el desastre vivido en la pasada temporada con precios bajos y naranjas que se quedaron en el árbol. El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, asegura que la recolección va a «buen ritmo» con una fruta de gran calidad y calibre, que permite un gran aprovechamiento en los almacenes, aunque advierte de que la recolección de la clemenules concluirá este año sobre el 20 de diciembre, es decir, casi un mes antes que la pasada temporada.

Esto se debe a la bajada de producción que ya se recogía en el aforo citrícola de la Conselleria de Agricultura, pero que ahora en el campo se está observando in situ. En concreto, se habla de un descenso general del 33%, aunque este factor ha ayudado a mantener unos precios razonables al no haber una superproducción. Esta reducción afecta especialmente a las clementinas, que representan dos tercios de la producción total de la provincia. Su recolección rondará las 365.099 toneladas, lo que supone una caída del 39,1% con respecto a la campaña anterior.

«Esperamos que el mercado esté siempre abastecido de forma gradual, lo que es importante a la hora de fijar los precios, por tanto, si la clemenules y la navelina acaban antes, empezaremos a enviar mandarinas, clemenvillas y sando, que son las variedades de la que llamamos segunda campaña», explica Peris, quien apunta que, en estos momentos, se está acabando con la marisol y se empieza ya con la clemenules.

Esta última se está pagando sobre los 0,30 céntimos el kilo, prácticamente el doble que la temporada anterior, donde el precio osciló entre los 0,12 y 0,18 céntimos, lo que llevó a algunos productores a dejar perder la fruta en el árbol al no cubrir gastos.

De todos modos, la controversia que surge ahora es si los precios, más altos que los de la campaña pasada, serán suficientes para compensar dicha bajada.

Asimismo, Peris señala que la producción de las variedades que suelen recolectarse a partir de enero se aventura positiva, ya que hay más fruta en el árbol de la registrada ahora en las naranjas primeras. De ahí que los precios que empiezan a cerrarse también sean positivos, por ejemplo, el de la clemenvilla oscila en una horquilla que va de los 0,24 a los 0,35 céntimos.

El hecho de que en el arranque de la campaña haya habido menos fruta ha supuesto, según el responsable de la Unió, que no haya hecho falta numerosa mano de obra tanto para recolectar en el campo como para almacenes.