Patricia Campos Doménech parece un nombre común, pero esta no es una chica normal. Es una súper woman. Su vida no ha sido nada fácil y ha tenido que luchar e ir contracorriente, rompiendo barreras, para conseguir sus sueños. Hoy es entrenadora de fútbol en Hawái (Estados Unidos), donde este año ha ganado la liga femenina. Además, fue la primera mujer piloto de reactores de la Armada Española. Mañana presenta en el Casino Antiguo de Castellón (a las 19.00 horas) su libro Tierra, Mar y Aire, un reflejo de su vida donde habla de una infancia triste, el afán de superación, la aceptación de su homosexualidad, el machismo y la satisfacción de llevar una vida volcada en ayudar a los demás como voluntaria en Uganda (África), donde ha creado un escuela de fútbol. Unas páginas intensas que no dejan indiferente a nadie.

--¿De qué trata ‘Tierra, mar y aire’? ¿Cómo surgió la idea de escribir esta autobiografía?

--Tras ocho años en el ejército decidí cogerme una excedencia y me marché a Estados Unidos. Fue entonces cuando comencé a reflexionar sobre todo lo que había vivido desde que era una niña. Ha sido un trabajo duro y complicado y ha significado recordar partes de mi vida que tenía prácticamente olvidadas, digerirlas y analizarlas desde un punto de vista más maduro. Es una obra hecha con todo mi corazón y va dirigida a la gente joven, para que sean fuertes y luchen por sus sueños.

--En su libro repasa su niñez en Onda. ¿Cómo la recuerda?

--La verdad es que los mejores pensamientos de mi infancia van dirigidos siempre hacia mi madre. Ella me inculcó los valores que hoy tengo, con su ejemplo, con su esfuerzo. Mi madre siempre fue una mujer fuerte y capaz, que sacó adelante a su familia. Gracias a ella soy como soy. Ella me enseñó el respeto, la tolerancia y el amor más puro e incondicional. Al margen de esto, me encantaba jugar al fútbol con los niños y desde muy pequeña era mi pasión.

--Decidió estudiar Comunicación Audiovisual. ¿Cómo fue su época de alumna universitaria?

--Trabajé en una hamburguesería para conseguir dinero y poder estudiar en Valencia Comunicación Audiovisual. Fue una etapa de descubrimiento personal y de escape. Fue entonces cuando acepté mi homosexualidad, me costó reconocer realmente quién era. Sinceramente, jamás pensé en que pudiera gustarme una mujer. Siempre digo que aquella fue una etapa de aprendizaje, madurez y preparación para la vida real.

--¿Qué le impulsó a opositar para el ejército? Ser la primera mujer en España en pilotar un reactor debe de ser todo un orgullo tanto personal como profesional...

--Era mi sueño. Quería ser piloto militar. Tras aprobar las oposiciones mi destino fue la base aero-naval de Rota, en Cádiz, donde estuve ocho años como piloto de reactores. No obstante, en la escuela naval militar pronto me di cuenta de que en el ejército hay mucho machismo y no me encontraba nada cómoda. Tuve que ocultar mi condición homosexual para no tener problemas porque este es un tema delicado, no solo en el ejército, sino en muchas otras instituciones. Ser mujer ya era casi insoportable allí, como para revelar también que era lesbiana. Tenía dos opciones: enfrentarme a ellos o no hacer caso. Así que el instinto de supervivencia, esta vez, fue superior.

--Abandonó entonces el ejército para cumplir su otro sueño: ser entrenadora de fútbol.

--Sí, decidí cogerme una excedencia. El fútbol me gusta desde que nací. He jugado en el Villarreal CF femenino. Un día un cazatalentos vino a casa y mi padre le pidió que se marchara y a mí me dijo que lo que tenía que hacer era comportarme como una mujer y aprender a coser... El problema, una vez más, es que a las mujeres nos lo ponen muy difícil en España. Así que me marché a Estados Unidos, a California, donde me saqué el título de entrenadora de fútbol profesional.

--Ha ganado la liga de fútbol en Hawái, el país exótico por excelencia, con el Honolulu Bulls Soccer Club. ¿Cómo es su vida a las faldas del volcán Diamond Head?

--Mi vida ahora es maravillosa. En Estados Unidos respetan que una mujer sea entrenadora, me tratan fenomenal y los aficionados son respetuosos y nunca he recibido ningún insulto por ocupar un banquillo siendo mujer. Además, hemos ganado la liga femenina, así que el trabajo ha dado buenos resultados. Por otro lado, vivir aquí es una pasada. Es como estar en el paraíso. Estoy feliz y no me planteo volver a España.

--Se ha dedicado a ayudar a los niños y a las mujeres en Uganda. ¿Cuándo vuelve?

--Vuelo a África el 30 de junio. Allí doy clases de español en una pequeña aldea y entreno a los niños. También he involucrado en el fútbol a un colectivo de mujeres enfermas de sida. Pero en Uganda he llegado a pasar mucho miedo: me sentí sola e incluso me robaron e intentaron secuestrarme. La vida allí no tiene valor; es superviviencia. Pero, creo que debo ayudar a esos niños y a esas mujeres. Vuelvo para reencontrarme con ellos.

--Es un ejemplo para muchas mujeres. Es muy valiente. ¿Qué les diría?

--Les diría que luchen por sus sueños. La gente me dice que soy valiente, pero para mí valiente es una madre que cría a sus hijos sola, que trabaja, que estudia y además tiene la fuerza para sacar adelante a su familia. Ese es el verdadero valor, el de una madre. Mi consejo es que no pierdan la ilusión de alcanzar sus sueños por tierra, mar y aire.