Creo que yo había cumplido los veinte años cuando inicié mis contactos con Radio Castellón y quiero hoy rendir homenaje al tiempo que estuve comprometido con la emisora que, para mí, ha sido EAJ-14, Radio Castellón.

Esta página de hoy, está ilustrada con la imagen de un acto cultural que organizamos el entonces muy popular José Alcón, autor de las imágenes de Castellón en la Televisión Española y yo mismo, en representación de la emisora de Radio Castellón de la Ser. En Armengot se presentaba un libro en las fiestas de la Magdalena de 1964, titulado Vida y afanes del pintor Porcar. En la imagen, por tanto, está el pintor, su libro y el autor, Gonzalo Puerto. Preside la reina de las fiestas, Mari Carmen Ejerique, con su corte de honor. El ya experto Pepe Alcón y yo mismo, estamos dirigiendo el acto para su grabación.

Hay momentos en la vida de toda persona que no se olvidan. Y frases o palabras que te han calado muy hondo: «Aquí no vale aquello de que la dirección no se hace responsable de lo que se diga en la emisora. Para bien o para mal, cuanto tú estás realizando tu programa, Radio Castellón eres tú, con todo lo que ello lleva de responsabilidad, de éxito o de fracaso. Y, por consiguiente, somos todos, estamos todos dentro de tu programa. Y cuentas para ello con nuestra absoluta confianza».

Fue don Emilio Pérez quien me dijo esas palabras, con Loren siempre presente, vigilando atentamente mis pasos y mis palabras. Siempre pendiente.

Y, claro, no lo olvidé nunca y siempre intenté ser consecuente con esa filosofía del director y de Loren, éste tan ponderado.

PROGRAMAS. Hubo épocas en las que yo tenía varios programas a la vez en Radio Castellón. Escribiéndolos primero, grabándolos o realizándolos directamente también, según el tema.

Cuando la ciudad empezaba a moverse, dentro de Matinal Cadena Ser, de Martín Ferrand, mi voz repartía a los castellonenses dos minutos de actualidad local. A media mañana, en programa grabado de treinta minutos primero y una hora después, Cajón de Sastre, de todo un poco, que resistió meses y meses de popularidad y de audiencia, con cotas que en aquel tiempo eran muy notables. Un día a la semana, en la mejor hora de la sobremesa, El Mundo de los Libros permitía sumergirme en los comentarios de actualidad literaria, con noticias y entrevistas, casi siempre grabadas por teléfono, en cuyo espacio pasaron, desde el ganador de un Premio Nadal, horas después de haberse fallado, con nombres de prestigio como Camilo José Cela o Álvaro de Laiglesia. Por la noche, dentro de Ráfagas Deportivas y Estadio, Chencho acogía mis comentarios sobre ciclismo que, en momentos de actualidad, como era entonces la Vuelta a Francia, constituían mucha atención a los oyentes. Y cuando el día acababa mis Buenas noches, antes del gran invento de Hora 25, me permitió dedicar un folio de meditación a media voz para acompañar el final de cada jornada.

Radio Teatro o El Teatro en la Radio, fue un programa que me permitió la inmensa satisfacción de ser a la vez director e intérprete de muchas obras. Recuerdo ahora El baile, de Neville, con Fina Vilar y Víctor Agramunt, que fueron extraordinarios compañeros. Obra que, una vez grabada, tuvo que repetirse varias veces a petición de un público adicto.

Y, mientras tanto, el agradecimiento hacia las actuaciones espléndidas de las locutoras Carmen Alcón y Maruja Oliveras, primero; y Celia Prats y Marisa Zaera, como voces imprescindibles de mujer. Y, en el mismo orden, la colaboración entusiasta de todos los técnicos de entonces, todos bajo el impulso de Batiste Jornet y sus acompañantes.

POR CASTELLÓN. No pretendo aquí hacer propaganda de lo que hicimos sino el dejar constancia de que, en aquella, casa, había un interés grande en que se hicieran cosas por Castellón, en que se recogiera el pálpito vivo de los aconteceres de nuestra ciudad, en que se diera a conocer lo que los hombres y mujeres de nuestra tierra habían hecho.

Pierdo la cronología de los hechos cuando van llegando a la memoria, casi de sopetón pero es entrañable, el recuerdo de la revista Gaiata, el programa de las fiestas de la Magdalena, que tuve el honor de escribir y realizar durante mucho tiempo y desde el que se me permitió convocar un concurso de Guiones radiofónicos, que tuvo en el llorado Pepito Barberá su primer ganador, con don Carlos G. Espresati y Jaime Nos como jurados ilustrados.

Lo cierto es que muchos años de mi vida están ahí, entregados, vividos de pleno como recuerda cada año por Navidad el muchacho aquel que se formó en la emisora y que, después de triunfar en Madrid como uno de los grandes personajes del mundo del doblaje cinematográfico, desde los planos de director, actor y locutor, así como también presentador de televisión, me envía como tarjeta navideña un libro de Antología de la Poesía Castellana, que está editado por la Universidad de Mayores Experiencia Recíproca. Me refiero, claro a Víctor Agramunt, el autor de cada antología.

Yo recuerdo también, asomado a nuestra historia, mis distintas crónicas telefónicas de ciclismo desde Barcelona o desde Morella, siempre con los personajes ciclistas o sus habituales redactores, así como el vibrante mano a mano con el micrófono de Carlos Lemos y Paco Rabal, cuando más acusado era el «divismo» entre los divos del teatro.

Hay tantos recuerdos… pero quiero detenerme en un día determinado y trascendente. Me refiero al 22 de noviembre de 1963. Un flash de urgencia de Radio Nacional anunciaba que en Dallas acababa de ser asesinado el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy. Y por un motivo extraño tanto Maruja Oliveras, Carmen Alcón y su hijo, Pepe Catalá, o Chencho, los habituales locutores de servicio, se encontraban en ese momento ausentes de la emisora. Tuvo que ser yo, un modesto colaborador, quien repitiera el suceso a los castellonenses, ampliando la noticia con algún dato sacado apresuradamente de un anuario, siempre a mano.

En fin, son pinceladas, recuerdos dentro del recuerdo. Huellas de nuestra existencia, en el diario escrito o soñado de nuestra propia vida y sus circunstancias.

Pero, eso sí, quiero expresar, simplemente, con este testimonio escrito y publicado, mi emocionado homenaje a todo lo que es y representa EAJ-14, Radio Castellón, con quien me tocó vivir unos años desde un espacio dentro del mismo Teatro Principal, con entrada por la céntrica calle Moyano, al que ha vuelto hoy con el pensamiento, asomado a la propia historia de Castellón.