La percepción de los ciudadanos castellonenses sobre la Diputación se ha dado la vuelta solo en los dos últimos años durante el mandato de Javier Moliner como presidente, a tenor de los resultados obtenidos en estudios de opinión que ha realizado la institución.

Si en diciembre del 2015 era el 36% de los ciudadanos quien creía «útil o muy útil» a la Diputación y el 55% la veía «poco o nada útil; los números prácticamente se han invertido en noviembre de este año, apenas 23 meses después, cuando es el 55% de los castellonenses quien valora su utilidad, frente al 37% que no, lo que representa un avance en la credibilidad de la denostada administración de 19 puntos.

Otros datos de los estudios sociológicos revelan, además, que son especialmente los jóvenes los que tienen un mayor conocimiento de las políticas de la Diputación y sus programas (más del 50% de quienes conocen las iniciativas las vinculan con la institución), así como quienes más las valoran, ya que el 62% del colectivo de entre 18 y 29 años la considera «útil o muy útil».

Este grupo pone en valor especialmente programas como Castelló Ruta de Sabor, Tierra de Festivales o Escenario Deportivo, mientras que el colectivo entre 45 y 65 años conoce, sobre todo, las acciones de Repoblem.

acción y consenso // Acción, comunicación y trabajo proactivo para el consenso con otras fuerzas políticas son tres de las claves básicas que ha aplicado Javier Moliner a la gestión de la Diputación de Castellón para revertir la situación de descrédito progresivo que esta institución ha vivido durante años, especialmente la de Castellón, por los procesos judiciales en los que su anterior presidente se vio inmerso.

Además de diseñar y ejecutar una batería de campañas, en su mayoría transversales y con el objetivo global de reforzar el interior para frenar la despoblación, Moliner y su equipo han comunicado las iniciativas bajo el paraguas de la marca Castellón.

La voluntad de pactar de Javier Moliner, pese a contar con mayoría absoluta en la Diputación, es otro de los factores decisivos para modificar su percepción de la administración provincial. Son ejemplos de este nuevo estilo acuerdos como el histórico alcanzado para la aprobación de los presupuestos de este año, en los que solo hubo un voto en contra, o el visto bueno unánime a los antiguos POYS, amén de la colaboración con la Generalitat valenciana en múltiples campos.