El presidente de la Diputación, Javier Moliner, cuestionó ayer la visita al FIB del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el avión presidencial, asegurando que «cuando uno se siente el rey del mambo, no le importa utilizar a la alcaldesa de Castellón y al presidente de la Generalitat como teloneros de The Killers».

«No tuve ninguna comunicación al respecto, lo cual viene a ratificar que no era una visita oficial», afirmó el propio Moliner, que añadió que «cuando uno cree que todo vale y que está ungido por el poder absoluto, no le importa revestir de excusa una visita no oficial con tal de poder utilizar un privilegio utilizado únicamente para los actos oficiales».

«Desde Diputación estoy encantado de que un presidente del Gobierno venga a Castellón, pero que venga con algo», señaló Moliner, quien le ofreció una reunión la próxima vez que viaje a la provincia «para hablar de cuestiones como la orden de servicio público para los Cercanías al norte, el desbloqueo de la licitación de los tramos de autovía de la A-7, la regeneración del litoral o la mejora los accesos a la AP-7». «En un año, ha habido dos visitas de presidentes del Gobierno. Uno vino a traernos el AVE y el otro se llevó el avión oficial», concluyó.

Justificación

Por su parte, la secretaria del PP de la provincia, Elena Vicente-Ruiz, cuestionó que desde el Gobierno central «están justificando su visita a Castellón como agenda cultural cuando en la página web de la Moncloa no consta la presencia del presidente del Gobierno».

A su vez, la alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, decidió remitir a Sánchez una carta transmitiéndole los asuntos pendientes en el municipio --y que no pudo transmitirle en persona al no ser comunicada oficialmente la visita--, como que sea el Gobierno quien asuma los costes de amortización de la construcción de la desaladora de Orpesa.

Mientras, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, abogó por una regulación nítida y clara sobre los criterios de uso del avión oficial y criticó que el Gobierno no haya pedido disculpas. En cambio, la ministra de Defensa, Margarita Robles, defendió la visita del presidente socialista asegurando que es «estricto en el empleo de dinero público».