De origen incierto. Algunos libros sitúan su nacimiento en Roma, cuando los ciudadanos elaboraban en primavera roscones con huevos. Otros documentos indican su génesis en tiempos de los moriscos, cuando era típico regalar un dulce al señor.

En los últimos 300 años la tradición de la mona de Pascua en Castellón se ha mantenido, consolidado y convertido en todo un arte gracias a los maestros panaderos y pasteleros del Gremi de Forners, que ofrecen unas monas divertidas y singulares, que requieren una cuidada preparación para celebrar la Pascua.

El mestre major del Gremi de Forners, José Miró, explica que se espera vender en los próximos días en torno a 120.000 monas. La demanda se ha incrementado ligeramente con respecto al año pasado «porque los castellonenses apuestan por comprar calidad en los hornos artesanos».

El vicepresidente de la entidad, César Solsona, asegura que «las más solicitadas siguen siendo las figuras de panquemado que se decoran con los huevos pintados y con las que padrinos y abuelos sorprenden a los pequeños de la casa», describe Solsona.

Cada vez son más las familias que apuestan por encargar sus monas de panquemao rellenas para consumir de postre en estos días. «En Castellón lo más tradicional siempre son los rellenos de boniato o cabello de ángel, pero ahora nos adaptamos totalmente al cliente y también es muy habitual servir las monas rellenas de chocolate, almendra y hasta crema y nata», explica Teresa Adsuara, del Gremi de Forners.

Las figuras de chocolate

Unas propuestas a las que se suman, a las irresistibles y novedosas figuras de chocolate «de acuerdo a los dibujos y películas de moda», explica el maestro artesano Antonio García.

Pero además el consumo de monas se prolongará hasta la festa de Sant Vicent, segundo lunes de Pascua (9 de abril). La gastronomía tradicional de las monas «se completa con otros productos atávicos de esta época como las llesquetes de ou, coquetes de panses i anous y les benitetes. H