La picadura de mosca negra a un hombre en la Vall d’Uixó, por la que lleva una semana ingresado en el Hospital la Plana de Vila-real, como informó ayer Mediterráneo, ha puesto de manifiesto los graves riesgos para la salud que lleva aparejado este pequeño insecto, cuya presencia en la provincia era casi testimonial. Mientras la plaga de mosquitos hacía estragos en Castellón este pasado verano, la provincia de Valencia luchaba contra este simúlido que se ha convertido en un problema en la zona de la Ribera.

El consorcio que agrupa a 46 municipios de esta comarca valenciana tuvo que realizar el pasado julio un tratamiento aéreo contra este molesto vector en aquellas zonas donde no se podía acceder con medios terrestres. En concreto, se realizaron fumigaciones aéreas en diferentes lugares del cauce del río Júcar, desde la presa de Tous hasta la desembocadura en Cullera.

Y es que esta especie se reproduce en áreas cercanas a los ríos. Según un informe realizado hace varios años por el Laboratorio de Entomología y Control de Plagas del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València, en la provincia de Castellón, se registraron hasta 13 especies de mosca negra en los ríos Cèrvol, Millars y Sénia, aunque en la provincia vecina se detectaron hasta 20. «Estos datos nos dan una idea de la magnitud que puede adquirir el problema en épocas en las que la sequía no sea tan intensa», señala este documento titulado La invasión de la mosca negra en la Comunitat Valenciana.

En la práctica, aunque con algunas diferencias, las molestias de las picaduras de este insecto, que muerde al picar, son muy similares a las del mosquito tigre, aunque puede conllevar reacciones adversas como la que ha padecido el hombre que se encuentra ingresado en Vila-real por una «grave intoxicación». Ahora está a la espera de conocer la evolución de las graves ampollas sufridas que se le extendieron por el cuerpo para que le den el alta.