El mosquito tigre llegó para quedarse y colonizar los municipios de la provincia de Castellón. Su expansión resulta incontrolable y su presencia ya se ha detectado en 63 municipios, según los últimos datos publicados por la Conselleria de Sanidad, a raíz de los controles periódicos que realiza el Laboratorio de Entomología y Control de Plagas de la Universitat de València (UV).

Los números hablan por sí solos. A principios del pasado ejercicio este molesto díptero afectaba a 48 localidades, cifra que fue en aumento hasta los 58 el pasado agosto y que, a finales de año, se sitúo en 63. El mapa sobre la afección de este insecto no deja lugar a dudas. Se localiza en toda la franja litoral de la provincia, aunque también llega a algunos puntos del interior, como Morella, Sant Mateu o Navajas.

«Hace unos años esta especie no existía aquí, pero una vez llegó está creciendo su presencia hasta que consiga tener una población estable, como ocurre en Cataluña», explicó Ricardo Acosta de la empresa Lokímica, quien tiene adjudicado el contrato de control de los mosquitos en numerosas localidades castellonenses. «El tigre está teniendo ahora una etapa expansiva», resaltó.

A diferencia de las especies más comunes de estos dípteros, el tigre tiene, especialmente, su principal repunte en el mes de septiembre, cuando las sofocantes temperaturas de agosto dan un poco de tregua y empieza a haber más humedad. De todos modos, su presencia empieza a ser notable desde mayo. Los ayuntamiento ya están trabajando en prevenir una posible paga de mosquitos cara a la época estival. La mayoría de quejas por molestias se producen cuando suben las temperaturas. Y es que una de las principales características de estos insectos son las picaduras que ocasionan a las personas.

Colaboración ciudadana

Acosta insistió en que una de las principales diferencias entre el tigre y el común a la hora de la prevención es el entorno en el que proliferan, ya que el primero suele eclosionar en espacios domésticos, donde se acumulan pequeñas cantidades de agua, mientras que el otro se reproduce en entornos más abiertos.

La hembra del mosquito puede realizar una puesta de, aproximadamente, 80 huevos cada cinco o seis días en verano, que se depositan en las paredes de espacios de escaso tamaño con acúmulos de agua, en áreas exteriores próximas a la presencia humana. Las larvas no son perceptibles a simple vista. Se detectan en las jarras, cubos, platos bajo los tiestos, desagües de patios, alcantarillas, sistemas de drenaje de tejados, bidones sin tapa hermética, depósitos subterráneos, subsuelos inundados o charcos de agua por exceso de riego. No deposita los huevos en aguas en movimiento ni en grandes espacios.

A pesar de que los ayuntamientos ya han empezado con los tratamientos y algunos de ellos han incrementado el presupuesto, conscientes de que los controles deben desarrollarse durante los 12 meses del año para prevenir las plagas, la lucha contra el mosquito tigre se antoja más complicada. Cada municipio destina una cuantía para hacer frente a los tratamientos antimosquitos. Esta cantidad varía según la extensión de su término, así como si son proclives a tener focos, como es el caso de la marjal.

1 € por habitante

A este respecto, los expertos consideran que es necesario homogeneizar criterios a nivel europeo, aunque un reciente estudio sobre el mosquito tigre realizado en Italia apunta a que una cantidad aproximada sería de un euro por cada habitante. Esta inversión sería solo para hacer frente a la especie tigre, en paralelo iría la cuantía para atajar otras especies.