La moto se ha convertido en una opción de movilidad urbana. Y ya lo es incluso para los que nunca pretendieron convertirse en moteros. Cada día su presencia en las calles es más numerosa, y no hay más que darse una vuelta por el centro de la ciudad o por municipios como Vila-real, Burriana o Vinaròs para darse cuenta de que el fenómeno va a más día a día. Ni siquiera el boom del patinete eléctrico ha podido con un sector que vive un momento dulce. Las matriculaciones en Castellón no paran de crecer (la de turismos, en cambio, van a la baja) y lo hacen impulsadas por tres factores: la falta de espacio para aparcar en los centros de las localidades más grandes, el buen tiempo y el auge del reparto a domicilio.

Después de tocar mínimos en el 2013, cuando en Castellón se vendieron 919 motocicletas y ciclomotores, poco a poco el sector se ha ido recuperando. El año pasado se matricularon en la provincia 1.432 unidades, un 4,8% más que en el 2017, cuando fueron 1.432. Y este 2019 los buenos datos se repiten. Hasta abril, se han matriculado 495 vehículos de dos ruedas (428 motocicletas y 67 ciclomotores), casi un 11% más que en los cuatro primeros meses del 2019, según datos de Anesdor, la Asociación Nacional de Empresas del sector de las Dos Ruedas. Y en el conjunto de España la tendencia es la misma. «El mercado se ha recuperado y lo ha hecho porque cada vez más ciudadanos eligen la moto como opción de movilidad en la ciudad», apunta José María Riaño, secretario general de Anesdor.

EL PERFIL DEL CONDUCTOR

Pero, ¿quién compra una moto ahora en Castellón y para qué lo hace? En los establecimientos especializados hablan de un tipo de cliente muy definido. Se trata de un hombre joven de entre 30 y 45 años. «Busca un segundo o incluso un tercer vehículo y lo quiere para desplazamientos por la ciudad. La compra sobre todo porque necesita llegar rápido a los sitios y no perder tiempo buscando aparcamiento», coinciden en las tiendas consultadas. Las mujeres que conducen una moto todavía son minoritarias, aunque poco a poco las distancias van siendo menos abrumadoras.

Aunque el mercado es muy amplio, el sector estima que más de la mitad lo componen los scooters, diseñados para el tráfico urbano. «Crecen por razones de movilidad, son una solución al atasco diario y a la falta de aparcamiento», apuntan desde Anesdor. También son más económicas, tanto en la compra como en el mantenimiento y consumo, y los expertos estiman que proporcionan entre un 50 y un 70% de ahorro en el tiempo de desplazamiento.

Juan Serrano es uno de los miles de conductores de Castellón que utiliza la moto. Y la usa para todo. «Para ir a trabajar, pero también para ir al centro o a realizar cualquier gestión por la ciudad. ¿La ventaja? Que puedes aparcar fácilmente y gratis», explica al otro lado del teléfono.

A la demanda de particulares, se une el auge de las empresas de reparto de paquetería, otra de las causas que explican el alza de las ventas, cuyas perspectivas de futuro son positivas. De hecho, Anesdor prevé este año un crecimiento que incluso podría superar el 3%. «Pese a que las previsiones económicas son algo más moderadas, pensamos que en 2019 el mercado de los vehículos ligeros continuará en su senda actual de crecimiento de manera estable», añade al respecto.

EN LA PROVINCIA

Una cosa son los vehículos de dos ruedas que se venden en Castellón y otra el número total de motos que hay en la provincia. Y los datos también se han disparado. En Castellón ya se contabilizan 40.575 motocicletas, según la última estadística de la Dirección General de Tráfico (DDGT), 8.000 más que hace ocho años.

Los ayuntamientos también ven con buenos ojos el auge de los vehículos de dos ruedas. Y la prueba está en que cada vez se están habilitando más aparcamientos. Y Castelló es un buen ejemplo de ello. En la capital ya existen 109 zonas reservadas para motocicletas y ciclomotores, con un total de 750 plazas de estacionamiento, según datos del Ayuntamiento de la ciudad.

Más motos, pero también más patinetes eléctricos, cuyo uso se ha disparado. La Universitat Jaume I (UJI) fue la primera en habilitar aparcapatinetes y ahora lo acaba de hacer el Patronat d’Esports, que ha puesto a disposición de los usuarios parkings en 10 de sus instalaciones.