En la práctica, como en la teoría, en la prevención de la plaga de mosquitos sucede como con los incendios. Hay que atajarlos durante el invierno para evitar males mayores en verano, cuando el calor aviva los riesgos. Los ayuntamientos del litoral de la provincia se han puesto las pilas y con el arranque del año han reactivado los controles e inspecciones cara a evitar posibles focos. Y es que no se puede bajar la guardia. Si el mercurio se dispara y hay agua estancada los factores que favorecen su reproducción se ponen en marcha. Sin ir más lejos, esta primavera vivida días atrás, en pleno invierno, con temperaturas rozando los 25 grados y agua encharcada debido al último temporal, llevaron a extremar las precauciones por un posible repunte de la actividad larvicida.

Expertos en la lucha contra los mosquitos consideran que los ayuntamientos, que son los que tienen las competencias en esta materia, están cada vez más concienciados en que es un trabajo que debe realizarse durante los 12 meses del año. De ahí que los contratos sean anuales y el importe vaya en aumento.

más inversión // Por su parte, el Ayuntamiento de Benicàssim ha decidido aumentar en un 15%, es decir, en unos 6.000 euros, la partida del contrato antimosquitos. «Queremos reforzar el servicio», explica la concejala de Sanidad, Vanessa Batalla. También Almassora sigue con las tareas preventivas y el pasado mes realizó un tratamiento de prospección en aguas estancadas. De igual modo, Orpesa, Moncofa, Nules y Burriana continúan con sus contratos anuales, aunque, como ha sucedido en años anteriores, incrementarán de urgencia el presupuesto para los controles si sufren alguna invasión masiva de estos dípteros durante el verano.

Uno de los consistorios que ha decidido ampliar el periodo de fumigación es el de Castelló, con tratamientos preventivos de abril a noviembre. Así lo ha confirma el edil de Sanidad, Ignasi Garcia, quien recuerda que han incrementado la dotación presupuestaria en más de 10.000 euros respecto al pasado ejercicio. «Nuestro objetivo es dedicar todavía más fondos para minimizar la reproducción de los insectos y, en consecuencia, las molestias que ocasionan», indica. Al cierre de la última campaña y según el informe elaborado por la concesionaria, el consistorio dio respuesta a los 91 avisos ciudadanos recibidos, un 16% menos que en el 2018. En el caso de la capital, los principales problemas se detectan en la zona de la Marjaleria.

Todos los esfuerzos son pocos para evitar el gran malestar vecinal y la mala imagen turística que provoca este asunto. Informan M. Mira y E. Bellido.