Si cualquier persona vive con incertidumbre estos tiempos adversos debido a la crisis del coronavirus, esta sensación aumenta ante la paternidad. Confinados en casa, sin poder asistir a charlas, con las visitas a los centros de salud limitadas cuando no suspendidas, el reloj avanza inexorablemente hasta la hora del parto desconociendo lo que pueda pasar cuando se abra la puerta del domicilio y, sobre todo, en el momento de llegar al hospital. Sin embargo, no todo es oscuridad.

Romà Bas, jugador alicantino del TAU Castelló, relata su particular experiencia, la que ha vivido con su mujer Garazi y su hijo Marc. La suya es una historia de esperanza, preocupación y, sobre todo, alegría. "Todo ha ido bastante bien", dice en una habitación del Hospital General de Castelló que está a punto de abandonar después de tres días, tras ingresar el martes.

El escolta admite haber pasado por momentos de zozobra "por saber el riesgo que corría su pareja, lo que podía pasar en el hospital, porque el coronavirus ha arrollado a todo el personal sanitario...", pero comenta que "siendo positivo, todo es mucho mejor".

El jugador incide en que enfermeras, médicos... se están poniendo al día por momentos y van de cráneo", a la vez que desgrana el flamante protocolo en los partos: "Puedes asistir si se desarrolla con normalidad, pero solo una persona; en cuanto entras, ya no puedes volver a salir de los paritorios, no puedes intercambiarte con otro acompañante...".

Eso sí, a Bas le pilló al principio del obligado confinamiento, lo cual tiene su lectura buena y no tan buena. "El comentario recurrente ahora es que vamos a ser de los pocos padres que van a tener los primeros días solo para estar con su hijo, pero bueno, eso hará que luego el primer encuentro de familiares y amigos con el bebé sea más emocionante". Así que nada de visitas, en casa o a domicilio hasta que dure la reclusión.

En este sentido, envía un mensaje a los que se encuentren en su misma situación: "Hacer caso a lo que te digan los expertos sanitarios y ser positivos".

APARCANDO EL BALONCESTO

Entre la situación general de la ciudadanía, la incertidumbre sobre lo que pasará en torno al regreso a la competición y la paternidad, la cabeza de Romà Bas ha dado un millón de vuelta en los últimos días.

"Estando en casa empecé a hacer los ejercicios, aunque luego me he olvidado un poco de ellos. Ahora, cuando regresemos, volveré poco a poco, aunque es una situación difícil por no saber qué sucederá". Si a una persona normal le resulta difícil hacer deporte en su domicilio, más aún en un jugador de baloncesto, por su envergadura (él mide 1,93 metros).