«No sabía que tenía que ir al pleno, desconocía que había que estar presente para plantear la pregunta». Son palabras de Joan Miquel Palomar, el vecino que debía estrenar el nuevo sistema de participación ciudadana en el Ayuntamiento de Castellón con una cuestión incluida en ruegos y preguntas, quien supo por Mediterráneo del revuelo que causó su ausencia en la sesión celebrada por el plenario el pasado jueves, del que dio cuenta este diario en su edición de ayer.

Palomar, quien dijo que no ha recibido notificación alguna en este sentido, aseguró que «de haberlo sabido, habría hecho un hueco para acudir, o bien habría avisado de que no podía», «pero es que no tenía ni idea», matizó sorprendido.

El vecino relató que conoció por la prensa el nuevo sistema que ofrecía el consistorio para que participara la ciudadanía, por lo que entró «en internet en la dirección que se reseñaba», rellenó el documento con su pregunta, lo imprimió y lo llevó «a la tenencia de alcaldía del distrito sur», que es la que le corresponde por donde vive, «para que la registraran y ya está, no imaginaba siquiera que hubiera que hacer algo más», solo pensó que era otra forma de enviar temas que, en vez de ir a otro departamento, pues llegaban al pleno».

Insistió en que «de haber recibido alguna notificación, habría ido al pleno, por supuesto».

Al conocer que la alcaldesa, Amparo Marco, ante su ausencia, anunció en la sesión que se pondrían en contacto con él para que participe en el pleno de diciembre, que tendrá lugar el día 22, Joan Miguel Palomar se mostró dispuesto a acudir. Desde la corporación indicaron que habían enviado un correo electrónico a Palomar, quien afirmó que no le ha llegado.

LA PREGUNTA // Explicó que en su pregunta al Ayuntamiento pide saber qué medidas tiene previsto adoptar la corporación, bien de tipo educativo o de otra naturaleza, como colocar más pipicanes, para atajar el creciente problema que, indicó, suponen las heces y los orines de los perros que se vierten y no se recogen en la calle. El vecino señaló que «es un problema que va a más, no solo por las cacas, que cada vez se recogen más, sino por los orines, que destrozan farolas y causan malos olores».