Los que nos comprometemos a estas páginas semanales, desarrollamos nuestra labor gracias a la ayuda que nos prestan unos y otros de nuestros lectores. Sus propias circunstancias. Así, el hotel Mindoro de Castellón ha creado en su planta baja una especial y singular galería de arte, donde se ha gozado en mostrar la obra del pintor castellonense Tasio durante varias semanas de este verano, con la clausura mañana domingo. Y con Tasio junto a mí, celebro con los lectores el final del verano, que hemos disfrutado cada cual a su manera. Yo, escribiendo frente a la playa y el mar de Benicàssim, donde hay una calle a su nombre, hasta donde también llegan algunos ecos del humo de los barcos.

No puedo olvidar que también con los fenómenos atmosféricos Tasio mostraba un carácter estoico y una entereza y conformidad ante el premio o la desgracia. Me lo decía así:

-- “Si llueve, que llueva; si nieva, que nieve; si no hace viento, no hace mal tiempo…”

Hoy es el último día de su verano pictórico y me ha parecido bien la presencia de Tasio. Y como ha sido siempre un hombre leído, sabe que la vieja civilización nos avisaba de que el otoño --la que nos llega la próxima semana-- es una estación gozosa, de cosechas, de creación artística y de muchas pequeñas alegrías, saltando con donaire sobre sus tristuras. Las de otoño, que también las tiene.

sensaciones // Tasio ha pasado por todo. En la década de los años sesenta del siglo pasado, lo recuerdo en Tombatossals, sala de fiestas familiar, con espectáculo y orquesta para bailar, veladores con manteles de color donde el camarero servía el champaña con cubilete. Tasio y Amelia, su esposa, no faltaban casi ninguna noche, eran como de casa. Venían acompañados de Roberto y Amalín. Y cuando el bolero sonaba, era el momento de hablar de uno mismo, de hacer cábalas, de tener ensoñaciones, la hora de las confidencias. Para él se trataba de un episodio cotidiano más, pero para mí ya es una página de mi vida. De día yo le proporcionaba a Tasio los libros de la trastienda de la librería Armengot, aquellos muy avanzados de editoriales sudamericanas, Losada y otras, conscientemente permitidas por la censura. Por la noche, yo presentaba desde el escenario de Tombatossals empleando las mismas palabras mágicas que un momento antes me había prestado él. Había sonado la sintonía anunciando el comienzo del espectáculo. ¡Damas y caballeros, ya comienza la fiesta!

Y mientras brillaba el taconeado de Miguel Sandoval, yo pensaba en lo que en el mundo se había escrito de Tasio: “Si nos fuese dado establecer dos órdenes de pintores, de esencia y presencia, Tasio entraría de lleno en el primero. Y con tantos derechos como el genial Cézane”.

LA VIDA // Tasio nació el 29 de julio de 1928, en la actual calle de la Trinidad, donde se anunciaba “Casa Flors, primero de lápidas de arte y después de recambios de automóviles”. Fueron sus padres, Eustasio Flors de la Cruz y Vicenta Meliá Puig. Después de la guerra civil, la familia se trasladó a un piso de la Ronda Magdalena, esquina a la plaza de la Independencia, donde el señor Flors, que había sido también propietario experto de tres taxis públicos, se convirtió en el encargado del surtidor de gasolina de La Farola.

Tasio fue el pequeño de cinco hermanos, el primer Eustasio que falleció a los diez años, José, que fue prestigioso técnico de aviación, Vicenta, profesora de Trabajos Manuales, y Amalín, a la que las generaciones más recientes hemos conocido en Modas Delfina y en la compañía de su marido, Roberto Pérez de Heredia.

Fue alumno del Colegio Herrero y pronto asistió al estudio de escultura del artista Tomás Colón, quien le embrujó en el mundo de la creación artística. La familia obligó a Tasio a estudiar peritaje mercantil, pero su participación en las juveniles exposiciones colectivas, permitió que el gobernador civil Julve Ceperuelo, lo apadrinara para conseguir una beca para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

LOS AÑOS FECUNDOs // Desde 1948 hasta 1953, los años de su estancia en Madrid, fue providencial encontrarse con el excelso escultor Juan Adsuara, que tanto le enseñó, también con el maestro de la acuarela Pedro Vilarroig y con el poeta Bernat Artola, en quien se apoyó para conocer arte, artistas y la vida bohemia de la capital y todo su mundo mágico.

Fue triunfal su regreso a la nueva sala Estilo, donde ofreció su primera exposición individual, como primer escalón de su carrera contratado por la empresa de galerías de arte SUR, de Santander, que le permitió ingresar en los circuitos mediáticos de las salas de exposiciones.

Después de una época fecunda en Castellón con la talla, en madera, se incorporó al mundo de las fiestas de la Magdalena, diseñando varias carrozas para el Pregó. En su currículum ya figuraba la invitación de la Unesco para pintar y exponer en París. Y tuvo tiempo también para residir tres meses en un campo de trabajo holandés como gesto solidario para paliar los efectos de aquellas inundaciones de los Países Bajos de 1953. Y la culminación de poder pasar una temporada en Roma, en el colegio Español. Pero hay que destacar que el 24 de mayo de 1958, contrajo matrimonio con Amelia Gallo-Alcántara Gordo, la hija del ilustre don Mariano, el presidente de la Audiencia.

SIETE HIJOS // El matrimonio entre Amelia y Tasio se adornó con siete hijos, la primera fue la magdalenera Magda, nacida el domingo grande de Castellón de 1959, con Maritó Ribés y José Ferrer Forns, la reina de las fiestas y el alcalde como padrinos. Después llegó Tatón. Y nos deslumbró también Perla, la que sería Violant d’Hongria en 1979. Y Cane, Miguelo, Nacho y Nico.

Todos han sido siempre muy castelloneros y tienen en su memoria el precioso cartel figurativo que Tasio realizó para las Fiestas de la Magdalena de 1973.

Todo ha tenido su eco en el programa de la exposición del hotel Mindoro, que termina mañana domingo, donde se habla de la gran capacidad artística de quien ha destacado como creador polifacético. Es decir, en todas las facetas del arte, dibujo, pintura, escultura, grabados, litografías… Lo dejó dicho don Juan Adsuara: “Tasio es uno de los llamados a formar en primera línea entre los grandes pintores acuarelistas”. H