Recordamos los nombres de las personas que a lo largo de su vida se han distinguido por logros reseñables, por una vida pública digna de mención y orgullo colectivo. Cuando pensamos en nuestra respectiva localidad seguro que nos vienen a la cabeza muchos de esos nombres. Curiosamente, si nos pidieran que hiciésemos una lista, sin intención discriminatoria alguna apreciaríamos que más de la mitad --a veces en porcentajes incluso más elevados-- acabarán siendo hombres.

Un poco así les pasó a quienes se encargan de impulsar en Nules un proyecto sociológico y patrimonial que pronto cumplirá cuatro años: la Nulespèdia, un museo de memoria oral que a lo largo de este tiempo ha apostado por preservar como se haría con cualquier otro elemento de la historia del municipio, los recuerdos y vivencias de sus vecinos. Desde los más reconocidos hasta los que desde sus vidas anónimas y discretas han contribuido a crear una identidad local.

¿Y por qué menos mujeres?

En la biblioteca de la memoria que durante este tiempo ha ido enriqueciendo la Nulespèdia, a pesar de tener un cuidado especial con esta cuestión, identificaron que solo un tercio de los entrevistados eran féminas, y el Consell de la Dóna no solo quiso visibilizarlas sino a su vez ser reclamo para llegar a otras vecinas que desde sus vidas sencillas y discretas han escrito, sin mayores pretensiones, sus propios renglones de esta historia común.

A partir de esa idea, se concretó una exposición --que todavía hoy puede visitarse--, en la que se resume la aportación femenina a esta singular museo de personas. Una iniciativa que la concejala de Igualdad y Participación, Rosa Ventura describió como «el relato de una cronología que se transmite de padres a hijos pero que nunca ha tenido una voz pública, nunca ha dejado una constancia escrita». Hasta ahora.

Algunas de ellas son conocidas incluso tienen una trascendencia pública más allá del municipio, como sería el caso de Marisol González --quien fuera integrante de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, poeta e inspectora de Educación, entre otros méritos--, o Sol Giner, hija del artista Enrique Giner y razón de ser de muchos de los proyectos culturales vinculados con el museo que lleva el nombre de su padre y que enriquecen el patrimonio artístico.

Pero ellas son solo dos ejemplos entre otros muchos nombres que en un cuidado resumen de las más de 20 horas de entrevistas realizadas, dotan de humanidad a momentos históricos como la guerra civil, la posguerra, la primera vez que una mujer utilizó un bañador en la playa o como todas y cada una de ellas «han trabajado con vocación a base de sacrificio para sacar a sus familias adelante», lo que es lo mismo que hacerlo por su pueblo.

El día de la inauguración de la exposición, se produjo un hecho reseñable. Los responsables de Nulespèdia pudieron conocer a mujeres que venían de la mano de las protagonistas de la muestra o que daban referencia de otras para seguir ampliando este particular catálogo de seres humanos. Sororidad espontánea que se expande sin artificios entre iguales.