Si uno llega a Castellón después de cinco o seis años de ausencia y se da una vuelta por las principales calles de ciudad enseguida descubrirá cuánto ha cambiado el panorama comercial de sus calles. La mercería de toda la vida ha cerrado por jubilación, las tiendas de compra-venta de oro y cigarrillos electrónicos se han esfumado y hay más restaurantes que nunca. Las inmobiliarias vuelven a florecer y en cada esquina hay una clínica dental, uno de los negocios del momento.

Nunca antes había sido tan fácil tener una sonrisa bonita. Y nunca lo había sido porque nunca como hasta ahora la oferta de clínicas dentales había sido tan numerosa. La odontología vive un auge inédito hasta el punto de cada vez hay más y más clínicas. En Castellón la cifra ya sobrepasa las 300. Todo un récord. Y en apenas cuatro años la oferta ha crecido un 10%. ¿Por qué el dental es uno de los negocios del momento? ¿Hay un sobreoferta?

Los últimos datos que maneja la Conselleria de Sanitat contabilizan en Castellón 303 clínicas dentales autorizadas (cifras al cierre del 2018). Son 27 más que las registradas en el 2014, cuando en la provincia eran 276. Y en el conjunto de la Comunitat Valenciana la tendencia es la misma, aunque el crecimiento ha sido menor: en cinco años se ha pasado de 2.192 a 2.288 consultas.

A priori podría pensarse que la oferta crece porque también lo hace la demanda. Y la afirmación es cierta. La salud importa cada vez más y, la estética, también, y eso explica por qué la ortodoncia es cada vez más popular, como también los son los implantes o los blanqueamientos dentales.

A ese mayor interés por la salud bucodental se suman otros dos factores que explican las razones por las que cada día hay más consultas odontológicas. «Sin duda otro de los motivos es el auge de las clínicas comerciales, amparado por esa visión errónea que concibe una clínica dental únicamente como un negocio, cuando en sanidad lo que no puedes hacer es priorizar exclusivamente el negocio, porque lo primero es la salud, el paciente, la ética y el buen funcionamiento», argumentan desde el Colegio Oficial de Dentistas de Castellón (CODECS), una entidad que preside Victorino Aparici.

EMPRESAS Y FONDOS DE INVERSIÓN

Una parte de las clínicas que han abierto en Castellón corresponde, según el Colegio, a las llamadas clínicas comerciales, es decir, las que no son propiedad de dentistas. «A pesar de no ser mayoritarias acumulan la mitad de las quejas de pacientes, según los informes que manejamos», explican desde el Colegio, donde describen que se trata de centros promovidos «por empresarios ajenos al sector de la odontología que anteponen los beneficios económicos a la salud de las personas». De hecho, el Consejo General de Dentistas de España ya ha dado la voz de alarma sobre la proliferación de este tipo de centros.

Empresarios ajenos al sector, franquicias y también fondos de inversión (solo Portobello, a través de la sociedad Vivanta, ya controla más de 275 clínicas en España) se han fijado en un sector que mueve miles de millones de euros, y cada vez también son más los recién titulados que deciden abrir su propia consulta. Solo en la Comunitat hay cuatro universidades que ofertan el grado de Odontología (una pública y tres privadas) y cada año salen de las factultades españolas 1.800 nuevos profesionales. «Muchas de las clínicas que han abierto están dirigidas por titulados recién salidos de las aulas a los que sus padres han montado una consulta», dice Gonzalo Blay, odontólogo de la clínica Blay-Monzó, en calle Maestro Vives de Castellón.

Rosa Guinot se licenció en el 2001 y, tras cursar un máster de Cirugía e Implantología, en 2006 abrió Centro Quirúrgico Dental en la calle Alloza. «El auge de aperturas está relacionado con el número de universidades que ofrecen la titulación de Odontología. Un recién graduado tiene dos opciones al acabar: abrir su propia clínica o trabajar por cuanta ajena, lo que supone en la mayoría de los casos, precariedad laboral». argumenta.

Abrir una clínica dental no es barato, y con la ley en la mano, cualquier persona con dinero puede hacerlo. «Demandados que se exija por ley que sea un profesional de la odontología quien esté siempre al frente de una clínica dental», añaden desde el Colegio. Gonzalo Blay insiste en el mismo concepto. «No podemos concebir este trabajo sin utilizar la palabra salud. Formamos parte del sistema sanitario y, por tanto, debe imperar la salud de nuestros pacientes».