Frustración. Ese es el sentimiento que comparten los 52 trabajadores de la residencia que Afaniad gestiona en la Vall d’Uixó, tras confirmarse que 10 de sus usuarios y un empleado han dado positivo por covid-19 tras realizar las pruebas PCR a la totalidad de usuarios y plantilla.

Once casos, pero ninguno con complicaciones --casi todos asintomáticos--. Es el único consuelo después de ocho meses «muy duros» donde las medidas preventivas «se han llevado al extremo para garantizar el bienestar de los residentes del centro», explica la dirección.

La organización de estas instalaciones, donde habitualmente residen 32 personas --algunas de ellas con dolencias concretas están desde el estado de alarma con sus familias--, contribuyó a superar la primera ola, los meses más duros, sin ningún positivo.

Explica la directora que desde el primer día se crearon como pequeñas residencias o grupos burbuja de manera que los usuarios que los conformaban no se relacionaran con el resto.

En especial, remarca el esfuerzo profesional y personal que han realizado «todos los trabajadores» desde el principio, «doblando turnos de 12 horas, renunciando a vacaciones y soportando mucha presión». Y al remate, los positivos han sido como un mazazo. «Porque al final, los usuarios se quedan en el centro, protegidos, pero nosotros salimos y entramos», asegura.

Este resultado, para la dirección de la residencia, demuestra lo desconocido que es el virus y lo fácil que es contagiarse. «Los empleados llevan doble mascarilla y pantalla durante toda la jornada laboral y no llevan la ropa de la calle», confirma, las precauciones son máximas.

La directora del centro de Afaniad de la Vall, al tiempo que confirma que todos los positivos están bien --los 10 contagios pertenecen al mismo grupo burbuja--, incide en reivindicar el trabajo que se está haciendo en esta y otras residencia pese a la presión que soportan de manera sostenida e ininterrumpida desde marzo. Y aun así, el virus ha entrado acompañado de la frustración y las dudas.